La guerra desangra el Kudistán turco
1.500 muertos desde el inicio de la lucha, en 1984
Los ataques armados de la guerrilla kurda y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que se han multiplicado con la llegada de la primavera, prometen incrementarse en los próximos meses en el este y el sureste de Turquía. Se trata de una plaga que desangra la región y que no parece tener un final próximo, como testimonia el balance no oficial: cerca de 1.500 víctimas mortales entre militares, policía, civiles y rebeldes kurdos, desde que empezaron las acciones de la guerrilla independentísta, en agosto de 1984.
Para el militar vestido de civil, el presidente Kenan Evren, autor del golpe de Estado de 1980, y para el primer ministro, el conservador Turgut Ozal, Turquía no verá revivir jamás el terrorismo de derecha y de izquierda que causó cerca de 5.000 muertes entre 1976 y 1980, pero el clima de guerra que reina en el sureste del país desmiente cada día a las autoridades, que se empeñan en declarar que el país se mece en "la estabilidad" y que "reina la seguridad".El enfrentamiento del pasado 14 de mayo en la provincia de Mardin (al sureste del país), que se saldó con la muerte de siete rebeldes independentistas kurdos y de un militar, ha sido uno de los más importantes de los 12 choques armados que enfrentaron a las fuerzas del orden y las guerrillas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, marxista-leninista) desde el levantamiento de la ley marcial en Anatolia oriental, el pasado 19 de julio. Los últimos enfrentamientos son reveladores de que los dos campos están determinados a librar un combate sin piedad en los próximos meses.
Desde julio pasado, las ocho provincias de Anatolia oriental (Bigol, Diyarbakir, Elazig, Hakkari, Mardin, Tunceli, Súrt y Van), con población mayoritariamente kurda, y en las que el PKK es muy activo, se encuentran en estado de emergencia.
El enfrentamiento más cruento se produjo el pasado 1 de abril cerca de Nusaybin y Midyat, en la provincia de Mardin, donde hallaron la muerte 20 rebeldes kurdos y tres militares. Para vengar las muertes de sus miembros, el PKK asesinó el 10 de mayo a 26 civiles en esta misma región.
Nueve millones
Llamados durante mucho tiempo "turcos de las montañas" por el Estado, actualmente el Gobierno de Ankara reconoce con desgana que los ciudadanos kurdos viven en esta región y se habitúa cada vez más a convivir con el problema kurdo. Entre ocho y nueve millones de kurdos (sobre 52 millones de habitantes de Turquía) viven en esta región.Una crisis de confianza reina entre ambas partes. El Estado turco ve en los kurdos a cómplices de los rebeldes y colaboradores en potencia. Durante largo tiempo abandonados a su destino, considerados ciudadanos de segunda clase y oprimidos, la mayor parte de los kurdos no cree ya en el Estado turco. No es partidaria de la creación de un Estado kurdo independiente. Quiere que sus condiciones de vida mejoren, que el clima de inseguridad que reina en la región termine y que el Estado cumpla su palabra y la proteja de los ataques sangrientos del PKK, que costaron la vida a cerca de 500 civiles en cuatro años, de los cuales la mayor parte son mujeres y niños kurdos.
La mayor parte de esta población parece haberse distanciado de los rebeldes -orientados decididamente hacia acciones terroristas como secuestros y asesinatos de civiles- sin por eso simpatizar con el Ejército turco.
Pero la lucha contra los terroristas kurdos no es fácil en esta región de montañas áridas surcadas por numerosas grutas y recovecos donde pueden esconderse fácilmente los rebeldes. Sólo las Fuerzas Especiales de Operaciones Antiterroristas de la policía turca, desplegadas hace un año en las provincias orientales, son capaces de llevar a cabo un combate eficaz con la guerrilla, ya que los inexpertos soldados del Ejército son impotentes ante la profesionalidad de los separatistas.
Para coordinar más efectivamente las fuerzas del orden, Ozal nombró el año pasado un supergobernador para el sureste del país, que controla las ocho provincias sometidas al estado de urgencia, llamado también "estado de sitio de los civiles".
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