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El déficit comercial ya no es problema

Los mercados han reaccionado con mucha precaución ante una buena noticia, lo cual ha puesto otra vez de manifiesto la inseguridad que se respira en los patios de operaciones y las múltiples precauciones que adoptan los inversores antes de actuar. El planteamiento previo al descenso del déficit comercial norteamericano era vendedor, tal y como se puede deducir del comportamiento de la mayoría de los inversores. Las órdenes de venta estaban preparadas para salir ante el esperado repunte de los precios, pero la excesiva coincidencia de opiniones ha ternúnado por paralizar la recuperación del mercado.La justificación viene dada por una reacción similar en Wall Street, en donde los miversores, han pasado de preocuparse por el déficit comercial a mostrar sus temores por una inflación amenazante, lo que en el fondo no significa más que la imposición de la inseguridad del mercado sobre cualquier tipo de noticias.

Las eléctricas volvían a ser las víctimas propiciatorias de unas realizaciones de beneficios que, al final, hubieron de conformarse con mucho menos de lo esperado, pues el dinero se replegó ante la aparición de papel en los corros. Los grupos industriales registraron situaciones muy parecidas, aunque algunos valores consiguieron mejorar su cotización.

El sector bancario se desayunó con la suspensión de la cotización de las acciones de Banesto y Central, así como de los bonos de tesorería de Banesto y los derechos de suscripción del Central. Las declaraciones sobre posibles ampliaciones de capital a efectuar en el futuro han sido la causa de la suspensión. El dinero logró imponerse en la mayoría de los casos y la tónica del grupo fueron las subidas, aunque el nivel de la contratación se mantiene bajo. Las posiciones al cierre mostraban un mercado tranquilo con pequeños escarceos entre papel y dinero.

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