El último banderín de enganche
España, eterna asignatura pendiente del pujolismo
Cuando Jordi Pujol no quiere hacer declaraciones políticas, sino simplemente explicar el porqué de alguna de sus intervenciones públicas, acostumbra a terminar su exposición con una frase que pretende ser el mejor resumen de su actuación. "Cada vez me interesan más las actitudes que las ideas", asegura. De esta circunstancia parecen haber extraído provecho algunos sectores de la derecha española que se han apuntado rápidamente al nacionalismo y le ven como el único mirlo blanco capaz de derrotar a los socialistas. Esta buena armonía con la derecha ha facilitado la proyección pública del presidente de la Generalitat, ha permitido la operación Roca y ha enmascarado actuaciones polémicas como la de Convergéncia ante el referéndum sobre la OTAN. Un destacado empresario resumió la importancia de Jordi Pujol al afirmar: "Hoy por hoy lo necesitamos al menos tanto como él nos necesita a nosotros".
Una de las razones más sólidas para el flirteo permanente entre Jordi Pujol y la derecha clásica es que sigue necesitando de sus votos si quiere mantener e incrementar su hegemonía política en Cataluña. Además, la cuestión de España sigue siendo la asignatura pendiente del presidente de la Generalitat. Quizás por ello le ha prestado siempre una especial atención y una buena parte de su tiempo.En los últimos años, el Palau de la Generalitat ha sido plaza de obligado peregrinaje para todos los políticos de la derecha y para los sectores financieros del país.
Una de las primeras cosas que hizo Mario Conde cuando asumió el pasado mes de diciembre la presidencia del Banesto fue entrevistarse con Jordi Pujol. y explicarle los planes de reestructuración de la entidad. El presidente del Bilbao, José Ángel Sánchez Asiaín se apresuró a llamar al presidente catalán horas antes de que se anunciara a la opinión pública la apertura de negociaciones con el Banesto para fusionarse en un solo grupo financiero. Los kuwaitíes del grupo KIO han explicado puntualmente sus inversiones en Cataluña, e incluso han acogido al concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Maña Cullell.
'Operación reformista'
Más recientemente, otro empresario, José Antonio Segurado, que está consumiendo su tránsito por la vida política al frente del Partido Liberal declaró: "Sin Pujol es dificil hacer alguna cosa solvente". Y añadió: "El presidente de la Generalitat tendrá que tener un papel decisivo en la articulación en España de una alternativa al socialismo".Y todo eso lo adivina Pujol. Por eso, escucha a sus invitados, sonríe y calla. Sabe que, tras el fracaso de la operación reformista encabezada por Miquel Roca, no puede volver a participar en política española con una iniciativa propia y por eso su papel se limita a a "aconsejar y dejarse querer", según explicó un interlocutor de Pujol. Dicen sus colaboradores que actúa así porque está convencido de que a la derecha le falta mucho para gobernar en España y que él no puede resolver la papeleta. "Nosotros empujaremos el carro, pero no lo pondremos en marcha", explicó gráficamente, indicando que como máximo podría ir de socio en cualquier proyecto global, pero no en solitario.
La gran incógnita no resuelta aún por Pujol es cómo hacer compatible su convición de que debe buscarse una alternativa a los socialistas para no perpetuarlos en el poder y, al mismo tiempo, si renueva su mayoría absoluta, redefinir sus relaciones con el Gobierno, muy deterioradas tras la querella de Banca Catalana. Algunos dirigentes de su partido barajan incluso para el futuro la hipótesis de una colaboración gubernamental con el PSOE en 1990 si los socialistas no revalidan entonces su mayoría absoluta. "Las últimas encuestas sobre intenciones de voto en España reflejan claramente la perdida de voto socialista pero éstos van mayoritariamente a la abstención", manifestó un conseller de la Generalitat.
Pese a esta cohabitación de Pujol con la derecha es difícil que la derecha clásica ligada al antiguo poder económico llegue a considerar al político Jordi Pujol como uno de los suyos. Entre otras razones, porque el dirigente nacionalista no pertenece a su estrato social. Pero también porque los sectores financieros de este país siempre han mirado con un cierto desprecio a la clase política. Una frase que ha pasado a la historia es la que pronunció Alfredo Molinas, presidente de la patronal Fomento del Trabajo Nacional, según la cual no había nada más barato que el kilo de diputado.
Pese a ello, Pujol acude con una inmejorable tarjeta de presentación, después de haber realizado varios birdies y otros tantos eagles en un terreno en el que nadie se permite inquietar a Felipe González.
Una tarjeta a varios golpes de diferencia de la que puede presentar cualquier otro político del centro-derecha en España. Nadie más ha sido capaz de derrotar dos veces a los socialistas como él en las autonómicas de 1980 y de 1984. Además ha estado a punto de alcanzar a Pasqual Maragall en las elecciones municipales de Barcelona de 1987, pese a su aureola de alcalde olímpico. Por ello se ha convertido en su su único estandarte frente a los socialistas.
Los pactos municipales
"El drama de la derecha española es que no tiene una fuerza política que le represente claramente y que tenga posibilidad de vencer al PSOE en unas elecciones", explicó un dirigente de Alianza Popular. Quizás por eso se apunta a cualquier posibilidad que surja de un nuevo líder que pueda ser preesentado ante la opinión pública como una alternativa. "El día que la oligarquía tenga esa fuerza política le pegará la patada [a Pujol] y se habrán acabado las portadas de cierto diario", manifestó un dirigente nacionalista crítico con la política de acercamiento a la derecha española más clásica.Convergéncia i Unió ha pasado en tan solo nueve años del pacto preferente con los socialistas, en las municipales de 1979, a los acuerdos con Alianza Popular tras las elecciones locales del pasado año. Estos cambios se han hecho en silencio y sin problemas orgánicos importantes. Los nacionalistas han conseguido trasformar sus bases que se han moderado y rellenado con sectores procedentes del catalanismo más moderado o de otros sectores sin carga ideológica.
Con esa política ha dejado a los demás partidos de centro y de derecha sin un espacio político en el que poderse mover con comodidad. Alianza Popular ha ido dando tumbos sin una estrategia clara durante los últimos años. Del más estricto españolismo de 1977 pasó en 1984 a disputar a Pujol una franja del catalanismo moderado con planteamientos nacionalistas que las bases del partido no llegaron a entender. Ahora trata de compaginar ambas cosas con unos planteamientos más inteligibles.
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