Injusticia al revés
La penuria retributiva en que se encontraban los enseñantes hace unos años se ha venido corrigiendo y creo que no hay ningún sector del funcionariado que en los últimos años haya experimentado mayores incrementos salariales que el docente, como era de justicia. Ahora bien, se ha pasado en la enseñanza pública de pedir una dignificación salarial razonable a exigir situaciones de privilegio para buena parte del profesorado, con el disfraz de la homologación. Porque, al menos en lo que yo conozco, esa homologación se está pidiendo con los niveles más altos del resto del funcionariado.Estableceré la comparación con el caso que tengo más próximo, mi centro de trabajo, con 32 funcionarios titulados superiores y medios, aparte de otro personal. El nivel máximo que puede alcanzar un titulado medio (ingenieros y arquitectos técnicos) es el 20, estando la mayoría entre el 17 y el 19; pues bien, para todos los profesores de EGB se pide el nivel 23. El nivel para los titulados superiores (arquitectos, economistas, ingenieros y abogados) oscila entre el 19 y el 26, estando éste únicamente reservado para tres jefaturas de servicio; pues bien, para todos los profesores de EM se pide el nivel 25, y si se trata de catedráticos, el 27. En cuanto al número de horas trabajadas al año, supera el 50% más de las trabajadas por la media del profesorado (insisto en la palabra media).
No se trata de discutir que el profesorado pueda alcanzar los niveles que se piden, pero sí discrepo de que se obtenga de forma automática y para todos, sin distinción de experiencia, méritos, ni puesto que se ocupe (director, jefe de estudios, etcétera). Mientras no se vaya a un escalonamiento de niveles para los enseñantes, se estará perdiendo la ocasión de incentivar al profesorado y de evitar el pasotismo en que parte de él cae con el paso de los años. En una sociedad como la actual, las soluciones igualatorias dentro de una misma actividad, que suelen defender los sin
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Injusticia al revés
Viene de la página anteriordicatos, contribuyen a primar al vago y al incumplidor, aunque, por supuesto, hay que asegurar un mínimo para todos. Es difícil evaluar los méritos, pero alguna solución habrá. No es justo dar el mismo tratamiento al profesor con experiencia que al que no la tiene, al que se perfecciona día a día que al que ha caído en el relajo más absoluto, al que dedica parte de sus largas vacaciones para reuniones de trabajo y cursos de perfeccionamiento que al que se dedica a vegetar.
Reflexionen los sindicatos de enseñantes y no cambien la injusta situación de hace unos años por un nuevo tipo de injusticia, pero al revés, con agravio comparativo para el resto de los funcionarios y para los ciudadanos que trabajan en la empresa privada-
Soy uno de los cerca de 270.000 profesores actualmente en huelga. He llegado a la conclusión de que en el MEC hay todo un equipo de personas dedicadas a dar solución a ciertos problemas de forma totalmente arbitraria. Y digo esto porque repasando la historia, ni a los Gobiernos del general Franco, ni posteriormente al de UCD, uno al principio y otro al final de la década de los setenta, los cuales se encontraron con huelgas parecidas, se les ocurrió plantear que los enseñantes recuperasen el tiempo perdido durante la huelga. Vea usted una forma de negar lo evidente: "Señores profesores, tenéis derecho a la huelga. Muy bien, lo utilizáis. Nosotros, la Administración, tenemos la obligación de descontaros lo no trabajado". Hasta aquí, perfecto. Ahora viene lo insólito y que el señor Maravall soluciona de forma arbitraria: "Tenéis que recuperar el tiempo perdido". Excelente. Nuevos tiempos, nuevas ideas. Esto se llama derecho a la huelga.
¿No les recuerda esta actitud del ministro la llamada prepotencia del partido socialista? (en esté momento me doy cuenta de que ésta es una carta no publicable). Quizá sean éstos los métodos aprendidos por el señor Maravall cuando estudiaba en las universidades anglosajonas. No lo creo- Francisco J. Castillo. Alhaurín el Grande, Málaga.
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