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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La pena de muerte

La cobertura informativa de la muerte de Earl Clanton ha vuelto a poner de manifiesto la existencia de amplios sectores de la población española partidarios de la pena capital. Teniendo enPasa a la página siguiente

La pena de muerte

Viene de la página anteriorcuenta esta observación, me pregunto: ¿cuál es la influencia actual, real de los medios de comunicación en crear opiniones y actitudes a los ciudadanos ante la avalancha de eventos que se suceden día a día en el mundo actual? En algunos temas, como éste de la pena de muerte, se produce una grave paradoja. Por un lado, están los editoriales y pensamientos de los medios de comunicación. Por el camino opuesto, van las creencias de la sociedad civil. Resulta que en este país todos los medios de comunicación, o la gran mayoría, se oponen a la reimplantación de la pena de muerte. Entonces, ¿quién crea opinión en este país? Aquí, donde la lectura de Prensa, revistas y libros en general es un hábito de pocas personas, creo que el monopolio de crear opinión lo tiene Televisión Española. En su programación no aparecen editoriales, no contiene secciones en las que prestigiosos comentaristas analicen la actualidad. Sin embargo, Televisión Española posee un poderoso protagonista, la imagen. Imagen que muchas veces conmueve y remueve nuestro corazón y nuestra mente con mayor ímpetu y fuerza que la sosegada y tranquila lectura de la Prensa.

Televisión Española tiene el poder de hacer y deshacer, según su conveniencia, estados de opinión generalizados en la sociedad. El caso más evidente y famoso fue lo acontecido en la campaña sobre el referéndum de la OTAN.

Tener una opinión madura, ecuánime, significa reflexionar y cotejar las distintas valoraciones que, sobre los mismos acontecimientos, nos ofrecen los diferentes medios de comunicación. Pero pedir esto es pedir un sueño irrealizable, imposible. Entonces, concluyo, ¿qué interpretaciones y valoraciones éticas, válidas y fiables se pueden hacer de los resultados de las encuestas si las opiniones de la sociedad no se caracterizan por su equidad, objetividad e independencia, sino por ser sesgadas, tendenciosas; y manipuladas en la mayor parte de las veces?-

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