_
_
_
_

Urbana Martín

La buena imagen de 10 rectores de la Complutense

Por favor, ¿está Urbana Martín?". "¿Querrá usted decir Urbanita?"... Cuando se pone al teléfono Urbanita y comprueba que el interés del periodista no está en el rector, sino en ella, no lo entiende. Después de 30 años trabajando como secretaria de 10 rectores de la universidad Complutense de Madrid, no considera que su trabajo sea merecedor de un reconocimiento especial. La Fundación Universidad-Empresa le rindió un homenaje la semana pasada con la presencia de ocho de sus rectores.

Tiene 59 años y nació en Segovia. A la Complutense llegó con 22 recién cumplidos. No para estudiar una carrera -matricularse en Filología Hispánica ha sido su gran ilusión incumplida-, sino para trabajar en el departamento de Habilitación. Era rector entonces Pedro Laín Entralgo, y las cifras de la Complutense distaban mucho de las actuales: más de 120.000 alumnos y 5.000 profesores. En seguida le aplicaron el diminutivo. Y Urbanita se quedó ya para siempre con él."Mi vida está ligada con la Universidad". A su marido -Eulogio Guerra, que también ha trabajado en la Complutense- lo conoció en 1954, en un acto organizado por el rectorado. Testigo de la boda fue Segismundo Royo-Villanova, primer rector para el que trabajó como jefa de secretaría. Su hija Teresa fue madrina a los ocho años de una promoción de estudiantes de Química, estudió publicidad en la Complutense y se casó en la capilla de Derecho. Su hijo Guillermo fue el primer niño bautizado en la parroquia universitaria de Santo Tomás de Aquino. El próximo curso se convertirá en universitario.

"A cada rector nuevo que llegaba le preguntaba: '¿Usted se traerá su secretaria?'. Todos me dijeron que no. Son personas que no llegan de fuera, antes han sido catedráticos. Vienen aquí conociéndome y saben que estoy al tanto de toda la estructura de la universidad. Al actual rector, Villapalos, le conocí, por ejemplo, cuando era estudiante. Nunca jamás he tenido un roce desagradable con ninguno de ellos". Y repite el "nunca jamás" cinco veces.

Urbanita es quien se ha encargado de cuidar la buena imagen de esos 10 rectores -"mis rectores", los llama-, de que parezca que son hombres que no dejan escapar ningún detalle. Encargada de mandar los ramos de flores oportunos y todas las felicitaciones a los catedráticos "para que sientan el calor de su universidad". Oyéndola hablar y moverse no es difícil comprender que pertenece a ese tipo de personas que tienen para cada ocasión la frase justa. "He dicho no muchas veces, pero siempre dando una explicación. Y creo que de esa forma toda la gente comprende la negativa".

No aprecia ningún año dorado en las últimas tres décadas de la Complutense. Primero por la violencia y tensión vividas, después por la masificación, "que frustra continuamente al estudiante y provoca miles de injusticias en profesores y alumnos". Reconoce que la Universidad española se mueve con unos planes de estudio "muy atrasados", y aclara que todos los esfuerzos de la Complutense están centrados ahora en su renovación.

Como despedida, y siempre con una perfecta modulación del tono de voz, desvela la clave de su temperamento y profesionalidad: "El secreto del éxito está en no buscar protagonismos donde no los hay".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_