La huelga en Polonia llega hasta la cuna de Solidaridad
La situación política en Polonia sufrió ayer un giro dramático al sumarse a la huelga los astilleros Lenin de la ciudad báltica de Gdansk, cuna del sindicato independiente Solidaridad. El movimiento de protesta, inicialmente centrado en reivindicaciones laborales, adquirió ayer un carácter netamente político. En una amplia acción policial en todo el país, las autoridades detuvieron ayer siete miembros de la dirección del sindicato, mientras otros cinco consiguieron escapar de la redada y pasaron a la clandestinidad. El Gobierno polaco -que se reunió ayer tras las primeras noticias sobre nuevos focos de protesta- se halla ante el mayor desafío político desde la ilegalización del sindicato Solidaridad tras la aplicación de la ley marcial, en diciembre de 1981.
La acción policial contra la cúpula de Solidaridad se realizó a primeras horas de la noche. Los detenidos fueron Jerzy Dluzniewski, jefe de Solidaridad en la región de Lodz; y los miembros de la dirección sindical Grazyna Staniszewska, Bogdan Lis, Antoni Stawikowski, Stefan Jurczak, Janusz Palubicki y Zbignew Bujak. Ellos fueron detenidos en las ciudades de Gdansk, Torun, Bochnia, Biesko Biala, Poznan y Varsovia.El líder del sindicato ilegal que convocó la huelga en los astilleros de Gdansk, Lech Walesa, se hallaba ayer por la noche en su casa en esta ciudad báltica.
Los huelguistas de Nowa Huta, donde se inició la escalada del movimiento de protesta, rechazaron ayer una oferta de diálogo de la empresa que condicionaba la negociación a que esta se llevara a cabo al margen de tres miembros del comité de huelga. El Comité Nacional del sindicato Solidaridad emitió ayer un comunicado en el que manifiesta que la actual situación política y económica "amenaza la propia base de existencia" de la nación polaca.
En la fábrica de Nowa Huta, los huelguistas que ocupan el recinto se hallaban ayer en estado de alerta ante la posibilidad de que el gobierno decidiera imponer su desalojo. En Cracovia fueron detenidas unas cuarenta personas tras una manifestación de solidaridad con los obreros de Nowa Huta.
La escalada del conflicto laboral, cuyo origen está en la continua caída de la capacidad adquisitiva de la población, agudizada por las primeras medidas reformistas, amenaza con extenderse rápidamente por el país tras las concesiones de subidas salariales a los huelguistas en Stalowa Wola, el pasado sábado, y a los de Wroclaw, ayer.
La huelga de los astilleros Lenin evoca en toda Polonia el movimiento sindical que surgió con las protestas del verano de 1980, que forzó la legalización del primer sindicato independiente en un país socialista y llegó a cuestionar de tal manera el monopolio de poder del partido comunista que éste tuvo que recurrir al Ejército para restaurar la normalidad socialista con la implantación de la ley marcial el 13 de diciembre de 1981.
La reforma económica
Siete años después, la situación económica es de nuevo dramática, la deuda exterior se ha disparado y los intentos de reforma económica del régimen topan con la falta de solvencia y su negativa a aceptar el pluralismo sindical y político.El 11 de mayo, el Parlamento deberá decidir si concede poderes extraordinarios al Gobierno para la aplicación de la reforma económica. En Varsovia existía ayer la impresión de que podrían llegar tarde estas atribuciones de emergencia, cuyo alcance exacto no se conoce.
La situación creada ayer con la entrada en huelga de los astilleros Lenin de Gdansk, donde fue fundado el sindicato Solidaridad, suponen un salto cualitativo en el conflicto y toda medida que el régimen decida supondrá riesgos de escalada del mismo.
Al mediodía de ayer, los obreros del astillero cerraron las puertas del recinto industrial y anunciaron mediante pancartas el comienzo de la "huelga de ocupación". Tres mil de los 12.000 obreros se hallan encerrados en los astilleros, que están totalmente paralizados.
El comité de huelga emitió un comunicado con cinco reivindicaciones. Éstas son: una subida salarial, la legalización de Solidaridad, garantías de que no habrá represalias contra los dirigentes de la huelga, readmisión de los despedidos y libertad para los presos políticos.
En Nowa Huta continúa la huelga, y en Wroclaw la plantilla de la fábrica Dolmel paró ayer también. Según versiones no confirmadas, los trabajadores de esta empresa concluyeron el paro tras acceder la dirección a sus exigencias salariales. En Cracovia, el Gobierno cerró la un¡versidad en previsión de nuevas protestas.
Los huelguistas de Nowa Huta pidieron ayer en una carta al Gobierno conversaciones directas con el viceprimer ministro, Zdzislaw Sadowski, considerado el artífice de la reforma económica polaca.
Sadowski, un independiente integrado en el Gobierno de Zbigniew Messner, cuenta con el respeto de sectores de la oposición. No obstante, el Gobiemo hasta ahora se ha mostrado decidido a no negociar.
Las informaciones de medios oficiales acusando a una minoría de trabajadores de paralizar la producción de artículos de vital importancia sugieren que el Gobierno se plantea la posibilidad de desalojar esta fábrica. Dada la tensión existente y el gran riesgo de movimientos de solidaridad con los trabajadores si se produce un desalojo violento, el Gobierno está aún apostando por el agotamiento de los huelguistas, según manifestó a EL PAÍS Bonislaw Geremek, asesor del líder sindical y premio Nobel de la Paz Lech Walesa.
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