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LA CARRERA HACIA EL ELÍSEO

Pierrette, el 'animal parapolítico'

Pierrette Le Pen, o más exactamente ex Le Pen, pasará a la historia, sin duda alguna, como el animal parapolítico femenino de las presidenciales de 1988. Una especie de ametralladora lenguaraz, de medio siglo abundante de vida, de una belleza rubia que ya se vendió hasta desnuda a la revista Playboy, a pesar de sus creencias sacramentales, para que el mundo entero supiese que su marido, Jean-Marie Le Pen, es mucho más horrible que un sinvergüenza y un fascista, y que, por ello, le abandonaba.

En 1984, Pierrette se fugó del castillo familiar de Saint Clud, en la periferia residencial parisiense. Llevaba 25 años casada y viviendo -"y nunca le engañé"- con Le Pen, el líder extremista, predicador nacional de la moral y las buenas costumbres. Dice Pierrette que no se andaba con escrúpulos para consumar, eso sí, sólo aventurillas de tres al cuarto, rápidas, en cualquier esquina, porque "lo único que le interesa a Le Pen es Le Pen". Ya en 1972 a Pierrette le faltó un tris para abandonar a este hombre, hoy en la picota de su celebridad, y que "es sobre todo un vago, incapaz de ganar para vivir". Pero pudieron más los chantajes y cedió.

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Le Pen le aseguró que nunca volvería a ver a las tres hijas rubias y monas que, ahora ya mayores de edad, han optado por el ídolo extremista; una de ellas, Carolina, afirma que lo que quiere es casarse con "un tío como mi padre".

"Volverás de rodillas"

Pierrette, va a hacer cuatro años, no pudo más y se lanzó a la vida, no sin purgar las iras de su marido, que la tuvo un mes secuestrada en el castillo. "Tú volverás aquí de rodillas, te meteré en la bodega y mearé sobre tu cabeza", le gritaba, iracundo.Pierrette consiguió huir y hoy vive secretamente en el sur de Francia con un ex colaborador de Le Pen.

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Las elecciones le han servido para que la Prensa le haga caso, y cuenta y no acaba sobre su matrimonio, mantenido primero con la herencia que en 1972 le tocó a Pierrette y la más fabulosa que un admirador, en 1976, puso en manos de Le Pen; dinero y bienes que lo han liberado de tales minucias para sus restos. Pierrette calcula en 150 millones de francos (unos 3.000 millones de pesetas) su haber actual. Pero lo que vocea desesperada es su orfandad: "Quiero mi dinero, mis muebles, mis fotos, mis recuerdos, las fotos de mis hijas".

Pierrette le echa en cara a Le Pen que le daba palizas de sangre. Y cree que desea suprimirla. Él, en espera de un 12%, un 15% e incluso un 20% de votos, ya vive con otra Jenny G., de la que Pierrette sabe que tiene 49 años y aparenta 10 menos, que es rica y que tuvo "un pasado escandaloso".

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