Decepción

La comparecencia de Beaver Harris con su cuarteto holandés resultó decepcionante. Al otro lado del océano, Harris cuenta con otra banda, la 360 Degree Experience, un sexteto con el que practica la vanguardia desde la memoria histórica del ragtime a nuestros días. Pero su formación de este continente es menos que discreta. Así se pasa Harris el concierto, siguiendo a toda su banda como un entrenador que ha sacado a los reservas.Ni Gijs Hendriks, un saxo al que constantemente se le adivina cómo le gustaría tocar, ni Bert van Erk, un contrabajista de cierta consistencia rítmica, pero también un maestro en dar con la nota falsa, ni el pianista sustituto, que tal vez esté empezando a aficionarse al jazz, están a la altura del líder. Harris dirige, pero también se entrega a las dudosas ventajas de la fraternidad desigual, y cada uno de los miembros de la banda tiene tiempo para perderse unas cuantas veces en cada tema. Si algo consiguen provocar es aburrimiento. Y lo consiguen aun teniendo constantemente a Beaver Harris intentando empujar a la banda, creando un verdadero campo que, si podría ser de acción, es sólo plataforma para la disertación mediocre de sus coligados.