_
_
_
_

DuIces serpientes

En el 'zoo' de Madrid conviven 2.500 animales atendidos por 90 cuidadores

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Encantadores de serpientes inmunes a los venenos más peligrosos, macacos que roban al público dinero y bisoñés; la hembra del dragón de Komodo se harta del macho y acaba con él a dentelladas, y Chu-Lin, ajeno a estos sucesos, come bambú mientras los niños le observan. El zoo de Madrid está poblado por unos 2.500 animales. Noventa cuidadores, administrativos y personal de dirección hacen posible su funcionamiento.

En el zoo madrileño hay 60 especies diferentes de serpientes cuya mordedura es casi siempre mortal para el hombre. La más peligrosa, según Francisco Molina, de 23 años, y desde hace dos y medio director del serpentario, es la mamba negra, que vive en el centro y sur de Africa. Se la conoce, entre las tribus de aquellas latitudes, como "serpiente de los siete pasos" porque la rapidez de la acción letal de su veneno impide a la víctima dar un paso más. La mamba negra del zoo mide tres metros, y probablemente es el reptil más agresivo del parque."Hay gente a la que no le afectan estos venenos", asegura Molina, "quizá por haber sobrevivido anteriormente a una mordedura. Mohamed el Aisawi, marroquí, que el pasado verano mostró su arte de encantador de serpientes en el zoo, parece ser una de esas personas. En sus representaciones, los ofidios más venenosos reptaban por su cuerpo.

Este encantador de Marraquech asegura ser inmune al veneno, y muchos asistentes a su espectáculo vieron cómo, en una ocasión, una serpiente de Mompellier y en otra un escorpión Pandinus imperator picaron a El Aisawi provocándole solamente una leve hinchazón.

A los niños les apasionan las serpientes, aunque generalmente a sus madres les den pavor. En la exhibición de serpientes hay también cinco pitones y boas no venenosas, inofensivas y habituadas al contacto con los humanos. Molina las acaricia, las besa y se las coloca en el cuello al primer niño que no tenga miedo. "El rechazo que la gente siente ante las serpientes es un prejuicio que proviene de la cultura judeo-cristiana, en la que, desde pequeños, se nos presentan como animales malditos"

"En realidad", prosigue Molina, "son animales que nunca atacan al hombre sí no se sienten acosados y, además, casi siempre avisan: las cobras bufan cuando se ponen en guardia y los crótalos (serpientes de cascabel) emiten un zumbido que se oye a 30 metros alrededor".

El zoo de Madrid tiene el récord mundial en cuanto a crías nacidas de una serpiente en cautividad. En 1983 una víbora bufadora parió 72 viboreznos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El áspid de Cleopatra

Otras bestias al cuidado de Molina -que a los 14 años ya criaba una boa en su casa- son el áspid de Cleopatra -al que la leyenda atribuye la mordedura que mató a la reina que enamorara a César-, la cobra escupidora roja, cuyo salivazo se cristaliza en los ojos de su presa y produce ceguera, y la cobra de anteojos india, que se yergue imponente antes de atacar.Las serpientes del zoo son unos de los animales más baratos de mantener. Sólo comen una rata o un conejo cada semana o diez días. Su media de vida es de doce a catorce años, y las del zoológico madrileño son propiedad de la sociedad privada Atrox.

Pero no son las serpientes -aunque pueda parecerlo- los animales mas peligrosos. "Hace unos días", comenta Margarita Celma, directora técnica del zoo, "un señor que había pagado la entrada al parque con un billete de 5.000 pesetas, perdió la vuelta al tratar de llamar la atención de los monos con los billetes. Un macaco de rápidos reflejos arrebató el dinero al incauto, comió la mitad del importe y despedazó el resto". Las reclamaciones del enfadado visitante fueron inútiles: un cartel recomienda no acercarse demasiado a estos primates.

Algo peor le sucedió a una señora muy llamativa con un peinado precioso, que aproximó la cabeza a las garras de los monos y éstos, sin poder resistir la tentación, descubrieron que la bonita melena era una peluca perfecta. El cuidador de los macacos recuperó el postizo al día siguiente pero la señora no volvió para reclamarlo.

Otro de los animales que más curiosidad despierta entre el público del zoo es el dragón de Koimodo. El macho de la pareja, regalo de la República de Indonesia, murió en las fauces de la hembra hace un año, cuando se encontraban aún en proceso de integración.

Según la directora, cada día que el parque abre sus puertas cuesta unas 800.000 pesetas. En los dos últimos años se ha llegado a un equilibrio entre ingresos y gastos. El zoo de Madrid pertenece a una sociedad privada y se financia con la asistencia del público.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_