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Un problema de 11 años

El acuerdo al que han llegado las dos partes pone punto final a un largo proceso iniciado a finales de 1977, cuando se cerraba el acuerdo de fusión entre el Banco Español de Crédito y el Banco Coca, operación que, como reconocía el entonces consejero director general de Banesto, Pablo Garnica, "era una tontería, aunque si los demás piensan lo contrario, puedo estar equivocado, y, además, ser el número uno tiene unos beneficios, pero también unos costes". Lo cierto es que la fusión del Banco Coca con Banesto provocó problemas inmediatos y pérdidas para la entidad que parece que finalmente serán cerradas en este ejercicio.José María López de Letona, vicepresidente y consejero de Banesto durante un año, explicó en la junta general de accionistas de 1987 el alcance del problema Coca señalando las cifras más significativas que se venían arrastrando desde 1977.

Más información
Acuerdo entre Banesto y la familia Coca sobre el pago de la deuda de 45.000 millones de pesetas

Según este informe, los problemas empezaron cuando, a mediados de 1978, se descubrió que en el Banco Coca había casi 37.000 millones de pesetas de créditos a empresas vinculadas con Ignacio Coca, de los que la mayor parte fue concedida después del acuerdo de fusión y sin conocimiento de Banesto.

Las garantías ofrecidas parecieron suficientes entonces, e incluso se llegó a decir que la operación de fusión era satisfactoria en su conjunto. Pero estos créditos vencieron a mediados de 1980 sin que se hubieran satisfecho y, por el contrario, se habían incrementado en 7.500 millones por falta de pago de intereses.

En julio de 1980 se renegociaron a tres años, ascendiendo la deuda entonces a algo más de 45.000 millones de pesetas con la garantía de todas las sociedades de Ignacio. Coca y las acciones que había recibido de Banesto. Al cabo de los tres años la deuda se había elevado a 73.339 millones de pesetas, y Coca vendió a una peseta las acciones dé sus sociedades a Banesto, por lo que redujo su deuda a casi 38.000 millones de pesetas, que fue renegociada en su mayor parte en un crédito a 20 años y el 8% de interés.

Nuevos impagos

A finales de 1985 se empiezan a producir impagos, y cuando fallece Ignacio Coca, en el verano de 1986, la deuda está ya cerca de los 45.000 millones de pesetas, cantidad que, lógicamente, se ha debido incrementar en el último año y medio transcurrido o por lo menos ha representado un "lucro cesante" de elevada cuantía.

En su intervención ante la junta de accionistas, López de Letona señaló que las provisiones realizadas para hacer frente a estos créditos impagados estaban en 25.000 millones de pesetas -lo que significaba en la práctica darlos por perdidos-, y, por tanto, que sobre los 20.000 millones restantes (a los que habría que sumar la acumulación de intereses vencidos) era sobre los que existían unas ciertas garantías de recobro. El acuerdo alcanzado ahora, que supondrá unos ingresos de 12.000 millones de pesetas a Banesto, representa que el total de las pérdidas por la operación Coca superará con creces los 33.000 millones de pesetas.

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