Juleck Wersocki,
ciudadano polaco de 44 años, residente en Mallorca desde hace 24, destrozó a martillazos su propio automóvil, un Jaguar valorado en más de cuatro millones de pesetas, en plena calle y ante el asombro de los transeúntes, porque "prefiero hacerlo yo mismo antes de que lo hagan los chorizos". Wersocki, que afirmó haber presentado ya varias denuncias por robos en su Jaguar, un modelo de 1964 del que sólo se fabricaron 100 vehículos, tomó esta decisión porque se iba de vacaciones a la Península con su mujer y sus hijos. El ciudadano polaco afirmó tras el destrozo: "Siempre he considerado este coche como algo personal. Habría sido incapaz de venderlo; por eso he preferido destrozarlo con mis propias manos como protesta a las autoridades". Una hora después, varios vecinos denunciaron que unos jóvenes estaban sustrayendo el radiocasete del coche.
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