El 'Casón' y sus casos
La troika de autoridades que visitó recientemente el teatro de operaciones del Cason ha estado encabezada por todo un Caballero, el ministro de Transportes, quien no sólo declaró que esa tragedia se ha convertido ya en un naufragio cualquiera, sino que, ahora sí, se ha decidido a dejarse ver en plan solemne y fotogénico, aproximándose al Cason para demostrarnos la inocuidad de lo que aún queda a bordo.La segunda autoridad era García Sabell, el increíble personaje que, muy imbuído en su papel de supergobernador de los territorios del noroeste, proclamó a toda voz facilitar la evacuación de la zona movilizando para ello 700 (setecientos) autobuses. Naturalmente que éstos no se vieron por ninguna parte, pero su sola mención fue suficiente para poner en pie de huida a numerosas personas de la comarca, que escaparon como pudriron ante un peligro desconocido que amenazaba hacerles víctimas de algún terrible suceso como los acaecidos en Seveso (Italia), en Bopal (India), en Chernobil (URSS), en
Goiania (Brasil). - . Motivos más que suficientes, en fin, para que cundiese el pánico.El tercero, Mediedo, director general de la Marina Mercante es el único del trío que, al parecer, ha seguido de cerca el trans bordo de la carga. Los más modestos funcionarios de ese organismo deben saber que el símbolo internacional de la radiactividad es un indicativo que recuerda vagamente a una hélice naval o a una flor de tres pétalos. Pues a pesar de que ese emblema o contraseña lucía visiblemente en muchos de esos bidones, indicando claramente- su contenido radiactivo, Mediedo negó rotundamente la existencia de sustancias radiactivas entre la carga del buque.
Entre los misterios y los imperiosos silencios que rodean al Cason, el más resonante quizá sea el referido a quién ordenó aquel disparatado traslado de bidones desde Fisterra hasta Xove. Al parecer, nadie ha sido, ni nadie sabe siquiera quién haya podido ser, el que ha tomado una decisión tan maquiavélica que supuso prolongar la zona de alarma original hasta la lejana Alúmina, donde, al parecer, se precisaba una causa de conflicto. No se sabe, quién ha sido el que tal dispuso, pero cuando salió Solchaga tronando a bote pronto únicamente contra los obreros de la factoría, para mí se puso claro que el Maquiavelo del Cason-Alúmina se encuentra, naturalmente, en Madrid.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.