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50 voluntarios con helicópteros policiales se especializan en salvamentos en tejados

Una explanada cerca de la carretera de Móstoles a Fuenlabrada se convierte todos los jueves en improvisado campo de entrenamiento en el que el Grupo de Salvamento en Edificios de Gran altura se turnan en subir, descender y lanzarse desde un helicóptero de la Dirección General de la Policía sobre el tejedo de un edificio de 10 o 12 plantas para rescatar a unas supuestas víctimas de un incendio. El servicio, dependiente de la Delegación del Gobierno de Madrid, es uno de los pocos de este tipo que funcionan en el mundo

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El grupo, dirigido por Rafael Moro, comenzó a formarse el pasado mes de mayo y cuenta en la actualidad con 50 policías municipales y bomberos de Móstoles y Alcorcón. "Se prefirió trabajar con voluntarios de estas dos localidades, al ser las más próximas a Cuatro Vientos, donde está la base del Servicio de Helicópteros de la Dirección General de la Policía que trabaja con nosotros", dice Moro.Estos voluntarios se han repartido de forma que siempre están de servicio seis en Móstoles y tres en Alcorcón, lo que permitiría la actuación de tres helicópteros, con su correspondiente dotación, en pocos minutos.

El interés suscitado por este grupo entre los responsables de los cuerpos de bomberos de vanos países contrasta con la inexistencia de un presupuesto, no contemplado nunca en las partidas de la Delegación del Gobierno, al ser la primera vez que este organismo se ocupa del tema. La delegación gubernativa ha conseguido, sin embargo, de la Dirección General de la Policía la colaboración de su servicio de helicópteros.

Los ejercicios, que se realizan los jueves, consisten en hacer descensos desde el helicóptero, situado a unos 30 metros de altura, y bajadas con cuerdas sobre los tejados de los edificios de la urbanización Nuevo Versalles, cuya construcción se paralizó cuando ya estaba hecha la estructura de los inmuebles. Los 20 pilotos de la Dirección General de la Policía que se turnan en la realización de estos ejercicios ensayan asimismo la aproximación de sus aparatos a los tejados del edificio, de forma que los voluntarios puedan acceder a ellos de un salto.

En caso de un incendio verdadero no se utilizaría nunca esta maniobra al inicio del salvamento, pues se correría el peligro de que los ocupantes del inmueble, llevados del pánico, intentaran abordar el aparato, provocando su desequilibrio y caída. Lo normal es que primeramente dos de los miembros del grupo desciendan por cuerdas y éstas sean soltadas desde el helicóptero una vez realizada la maniobra.

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De actuar en un edificio uno de los miembros del grupo de salvamento debería llevar, según Moro, una sierra radial y herramientas para cortar las antenas de televisión y todos aquellos elementos que obstaculizaran el salvamento. El otro, entre tanto, se ocuparía de tranquilizar a las víctimas De ser necesario, nuevos bomberos serían llevados sobre el tejado para ayudar a sus compañeros o para realizar rescates en pisos para lo que ensayan descensos por la fachada.

Los miembros del grupo de rescate hacen asimismo de víctimas y son izados de la panza, del helicóptero, con arneses, en una cesta de cuerdas o en camilla. "Lo que queremos ahora es que la gente adquiera confianza con las maniobras, pues, en un rescate de este tipo, la mejor forma de tranquilizar a los afectados es que vean a su salvador seguro de lo que hace" comenta Teodoro Giralta, subjefe del grupo y jefe de los bomberos de Móstoles.

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