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La gestión marca la diferencia

Los bancos filiales, cuya importancia viene siendo creciente en los últimos ejercicios a causa del proceso de concentración bancaria llevado a cabo, empiezan a marcar aún más las diferencias existentes entre los grandes bancos nacionales. Hasta ahora eran las casas matrices las que, con su gestión, marcaban el quehacer de cada uno de los grupos. Si la matriz iba bien, el grupo también, y al contrario. Las filiales, salvo casos concretos por el tamaño medio de algunas de ellas, representaban poco en el conjunto.Pero 1987, y posiblemente en los próximos ejercicios, las filiales irán ganando terreno y sus hipotéticos problemas de gestión podrán acabar influyendo de forma relevante en, el conjunto del grupo.

Más información
Los ocho grandes bancos y sus filiales recogieron el 83% de los beneficios del sector en 1987

Si la compra de bancos en crisis sirvió para ayudar a solucionar parte de esta crisis con ayudas públicas y para dar un paso más en el proceso de concentración bancaria, en el momento actual, en el que se camina a pasos acelerados a grupos de mayor dimensión de cara a la liberalización de los movimientos de capitales, el papel de las filiales, en la medida en que se mantengan como tales y no acaben integrándose dentro de la matriz, exige un mayor protagonismo en la misma medida en que, para bien o para mal, pesan cada vez más dentro del conjunto de cada uno de los grupos.

Pero el comportamiento de las filiales no permite ninguna generalización, así, mientras que los grupos bancarios del Bilbao y Vizcaya aportan cantidades de importancia, cada vez mayores, las filiales del Central y del Banesto siguen siendo un importante lastre.

Comportamiento desigual

En el caso del Banco Popular, los beneficios antes de impuestos de los seis bancos filiales fueron superiores a los 17.000 millones de pesetas, mientras que la matriz sobrepasaba ligeramente los 24.000 millones. Estas cifras explican por sí solas cómo el Popular estuvo dispuesto a pagar una cantidad importante de dinero por obtener el control accionarial de los seis bancos, cuya propietaria era la sociedad Popularinsa, e impedir de esta forma que él grupo March pudiera llegar a tener la mayoría. Los seis bancos valen casi tanto como la propia matriz.

Lo bancos del grupo Bilbao generaron 6.684 millones de pesetas de beneficios, frente a los algo más de 32.000 millones del banco matriz. En cuanto al Vizcaya, las 10 filiales aportaron casi 10.000 millones de beneficios, mientras que el banco matriz generó 31.616 millones por este concepto, a pesar de que los bancos incorporados cuando se hicieron cargo de Banca Catalana todavía tienen que desprenderse de algunos activos para presentar resultados positivos.

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