Una juez investiga la muerte de un industrial relacionado con estafas inmobiliarias
La poficía investiga, por encargo judicial, la muerte de Arturo Costa Segura, propietario de Inversiones y Construciones Costa, SA, una de las empresas que supuestamente se utilizaron para estafar más de 500 millones de pesetas en la urbanización El Mirador de la Sierra. Santiago González Rodríguez, de 42 años, otro de los socios, murió en un extraño accidente de tráfico el 29 de febrero. Al parecer, González participaba en una carrera de coches con una mujer cuando se estrelló su automóvil.
El empresario Arturo Costa falleció el pasado día 2 de diciembre en el hotel madrileño al que se había trasladado a vivir unos meses antes como medida de seguridad. Costa, según, se desprende del resultado de la autopsia, murió como consecuencia de un infarto de miocardio.Pese a que las causas del óbito de Costa parecen naturales, la juez María Luisa Aparicio, quien instruye las diligencias en relación con esta estafa, ha pedido mayor información policial sobre las circunstancias que rodearon la muerte del empresario. La juez tramita el surnario sobre el caso de las urbanizaciones El Mirador de la Sierra y La Cerca, ambas situadas en la localidad madrilefía de Collado Villalba.
Arturo Costa, cuya familia vive en Barcelona, habitó durante un tiempo en el número 22 de la calle de Capitán Haya, donde estaban instaladas las oficinas de su empresa. Posteriormente, se trasladó al hotel Chamartín.
La mañana de su fallecimiento Costa pidió que le subieran el desayuno a la habitación. Poco tiempo después, un empleado que fue a recoger el servicio encontró el cadáver del empresario. Un hijo de la víetima se trasladó entonces desde Barcelona a Madrid para hacerse cargo del cuerpo.
La víctima tenía registrada legalmente la empresa Construcciones e Inmobiliarias Costa SA, en la que al parecer participaban Santiago González Rodríguez, Benito del Peral Pérez y José Antonio Hernández. Estos dos últimos se encuentran detenidos en la prisión de Carabanchel por su presunta implicación en estafas y alzamiento de bienes valorados en más de 500 millones de pesetas.
Carrera de coches
Otro socio, Santiago González Rodríguez, falleció el 29 de febrero -tres meses después- en un accidente de circulación en la carretera de Barcelona, cerca del aeropuerto de Barajas. Al parecer, González podría estar realizando una carrera de coches antes de estrellarse contra la valla central de la autovía. El automóvil contra el que competía González iba supuestamente conducido por una mujer con la que estaba relacionado sentimentalmente.
González viajaba a bordo de un potente Alfa Romeo. La Dirección General de Tráfico determinó que el accidente se pudo producir por "un despiste del conductor".
Un portavoz de la Dirección General de la Policía no quiso precisar ayer mayor información sobre las gestiones que se llevan a cabo. "En principio", señaló, "en ambos casos parece que se trata de muertes naturales, pero se están realizando nuevas pruebas".
Por otra parte, la policía prosigue la investigación sobre supuestas estafas inmobiliarias en otra urbanización denonimada La Cerca -complejo colindante a El Mirador de la Sierra- donde al parecer existen también más de 50 personas estafadas, entre proveedores, constructores y compradores.
Amenazas a perjudicados
El monto de la estafa, que se había calculado en torno a los 500 millones de pesetas, podría ser bastante más elevado. Fuentes cercanas a la policía aseguraron que algunos de los perjudicados por estos fraudes habían sido amenazados. Es probable también que en los próximos días se produzcan nuevas detenciones en relación con las mismas estafas inmobiliarias. La investigación que realiza el Grupo de Estafas de la Brigada Central de Policía Judicial se inició el pasado mes de enero. Dos empresarios sevillanos denunciaron entonces que habían vendido 176 viviendas de la urbanización El Mirador de la Sierra a Inversiones y Construcciones Costa, sociedad que no había pagado ni una sola peseta por la compra. Esta sociedad estaba supuestamente conectada con, al menos, 10 constructoras más, y las estafas podrían haberse extendido a otras zonas de la sierra.
Los supuestos estafadores actuaban como promotores de la urbanización La Cerca, donde además de vender una misma vivienda a varios compradores, vendieron también pisos, que se encontaban hipotecados, como si estuvieran libres de cargas. Estas operaciones fraudulentas han ocasionado en muchos casos la ruina total de los perjudicados.
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