_
_
_
_

Un café muy cargado

Uno de los detenidos en Valencia por corrupción de menores explica cómo funciona su local

No se admiten ni los porros. El negocio funciona como en Europa. Cada ocho días hay análisis de todas las mujeres. Jamás pasó por el Venecia una menor. Al menos esto es lo que afirma Antonio Seco, detenido durante dos días por supuesta corrupción de menores. Ahora tiene 64 años, y padece tuberculosis y artritis, pero está en libertad. Porque el Venecia de Gavarda (Valencia) "no es un club del hampa, sino una cafetería". Seco accedió a hablar con este periódico, y recordó que Franco "ha sido el hombre que más ha hecho por la prostitución en España".

"Yo soy como un padre para estas chicas. ¡Eh, tú! Dile a este señor cómo me porto yo con vosotras". "Es como un padre", dice Mayte, una morena que al terna en la barra. "Si existe esto, debe hacerse como yo lo hago", asegura Antonio Seco, el señor Antonio, el tío Toni y el tío Chilibuti, que son el mismo. Las mujeres de los pueblos de alrededor saludan a este cordobés que vive en Valencia desde hace 50 años, aunque "los maridos de alguna de ellas toman una copa por aquí de vez en cuando".En la cafetería del señor Antonio apenas hay luz. A lo largo de la barra, 14 mujeres toman copas con los clientes. Antes de la detención había 25. Durante los dos días del apresamiento, el local estuvo cerrado "por re forma". "Las que se fueron, volverán. Mejor que aquí, en ningún sitio". De cuando en cuando hay excursiones al hostal que Antonio Seco tiene en el edificio de al lado. "Yo pago mis impuestos como empresa no hotelero. Cobro la habitación. Lo que se haga dentro no es responsabilidad mía".

Un flash de la fotógrafa hace gritar a un cliente. "Me ha hecho la foto a mí", se impacienta. La mediación de Seco evita un conflicto. Entretanto, un hombre intenta vender a las mujeres ropa de fantasía", y otro se pasea ofreciendo lotería, sin tanto éxito como el primero. Es la no che del pasado miércoles.

Whisky de buena marca y champaña francés son las bebidas fijas en la bodega de la cafetería, "porque aquí vienen autoridades. ¡Chico! Trae champán de abajo, del que hay al fondo, para que lo vea el señor". Tomar champaña francés con una señorita cuesta 10.000 pesetas. "O sea, que apenas gano".

Las "autoridades", según el tío Toni, vienen atraídas porque no se rellenan las botellas, y sobre todo por la higiene, como en Europa. Cada ocho días, un médico y un analista suben desde Valencia para inspeccionar a las chicas. "Ahora le enseño los certificados, como en Alemania". Mayte está de acuerdo con los análisis. "Los hombres van a otros sitios y a la calle, y si no lo haces...".

La higiene y la bodega legítima no han evitado que el tío Chilibuti fuera detenido por la policía. Eljefe del grupo policial que lo apresó confirma que el señor Antonio obliga a hacer análisis a sus chicas; eso sí lo tiene". La compañera de Seco, que sirve en la barra, también fue a declarar al Juzgado de Xátiva. Una menor de edad, secuestrada y explotada por dos rufianes, declaró ante el juez que una noche trabajó en el Venecia. "Fue un engaño. Me dieron su documentación falsificada", se excusa el tío Chilibuti.

Seco se metió en el negocio por su "gran afición a las mujeres", que se descubrió en el posguerra, "cuando hacer el amor valía siete pesetas". Ahora dice proteger a los hombres que se .encaprichan" demasiado conuna de sus chicas y ponen en peligro su familia. El les aconseja volver al hogar. Asegura dar cobijo a las mujeres de la vida y dice no ser un corruptor: "El otro día vinieron tres chicas decentes a pedir trabajo y no se lo dí. Faltaría más".

El domicilio de Antonio Seco está detrás de la cafetería. Allí hay fotografías de sus dos hijas, "unas prostitutas las dejaron un día en el sofá y se fueron", y de su hijo. Una de las niñas viste de fallera. También hay una imagen de Franco, "el hombre que más ha hecho por la prostitución en España. Él la legalizó, y había un carné de higiene para cada chica".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_