Pasaje a Tirana
En plena recesión mundial, y tras 15 duros años de crisis económi,ca, un, llamémosle individuo presentador, y con carné (suponemos), cobra la nadería de 625.000 pesetas por programa; multiplíquese la escasa cantidad por cuatro programas al mes, y nada, ése es su sueldo. Estoy hablando de Fernando García Tola, que dirige un programita de lo más mediocre en nuestra inefable TVE. Lo ha declarado a un semanario dominical: "No siento vergúenza", ha declarado. No me extraña en absoluto, pues todos sabemos muy bien cómo son estos nuevos ricos socialistas que nos dirigen y, cual lampreas, nos llevan chupando desde 1982 nuestra ya anémica sangre. Él dice que conduce un programa de éxito; ni siquiera eso es cierto. Su programa, señor Tola, es una horterada bananera que no se merece la hora que le han dado; bueno, que no merece ni siquiera aparecer en televisión; pues ¿no es acaso lo suyo un programa de radio? Señor Tola, en este país todavía existe diversidad de opiniones (para su disgusto), y si usted no acepta la crítica, no me importaría pagarle un pasaje para Moscú o Tirana, a ver si allí se sentía más en su salsa, aunque dudo mucho que los orientales estuvieran dispuestos a pagarle lo que le da -le damos, en definitiva, todos los españoles- nuestra RTVE. Dice usted que en este país están mal vistos los sueldos altos, pero no así los altos beneficios empresariales. Sepa usted, señor Tola, que el empresario arriesga un capital y crea puestos de trabajo, que es la verdadera savia del país, y que usted no es más que un señor que cobra del erario público y no crea ni un solo trabajo para nadie. ¡Ah, no!, se me olvidaba; usted es nepotista y le da trabajo a su hermano; esa sabiduría que no sabíamos los españoles que contábamos con ella, y nos ha creado un nuevo nÚto erótico, esa musa llamada Marta Azcona o algo así. Lo peor de todo es que hay gente, pobres televidentes, ingenuos ellos, que le siguen a usted como si se tratara de un nuevo profeta, de un nuevo gurú; ya ve, señor Tola, así son las cosas: usted, con los dos millones y medio al mes; ellos, tal vez con la tarjeta del paro.-
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