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la Junta Sindical de la Bolsa de Madrid aceptó la OPA de Banesto

La Junta Sindical de la Bolsa de Madrid aceptó ayer la oferta de adquisición de acciones que Banesto presentó el pasado viernes por las cinco sociedades de cartera en las que se concentran buena parte de las acciones del grupo industrial del banco.

Las OPA presentadas, modíficadas el pasado miércoles por el propio Banesto para alcanzar el 51% del capital de cada una de las sociedades de cartera, están garantizadas por las acciones de Banesto que estaban en poder de la Sociedad General Española del Mercurio y Fincas y Valores y por avaIes prestados por el Banco de Madrid, cuyo capital pertenece en su práctica totalidad a Banesto, y por Bandesco en el que la participación es del 30%.

La aprobación de las OPA ha sorprendido en medíos financieros, ya que éstas no se ajustan a lo inicialmente solicitado sino a las modificaciones introducidas después. En este sentido se señala que si Banesto modificaba las condiciones de las ofertas, amplíando el límite máximo de acciones (hasta el 51% del capital) que estaba dispuesto a aceptar, ello podía representar ofertas distintas a las iníciales y, por lo tanto, que debería haber afectado a la totalidad del capital.

Eliminar autocartera

La oferta presentada por Banesto, de llevarse a cabo al máximo, supondrá la movilización de más de cinco millones de acciones del propio banco, equivalentes al 7,25% del capital de la entidad que estaba en dos sociedades del grupo, lo que descargará la autocartera, aunque supondrá, también, la entrada de otro porcentaje importante de acciones de Banesto que hasta ahora han estado en las cinco sociedades de cartera. A finales de 1986 las cinco sociedades tenían el 3,45% del capital de Banesto y lo normal es que ese porcentaje no haya variado en 1987, y si lo ha hecho será para aumentar, especialmente tras el crash de las bolsas y la fallida OPA del Bilbao.El hecho de que Banesto ampliara a última hora el máximo de acciones que estaba dispuesto a aceptar hasta el 51% del capital de las sociedades de cartera deja traslucir que el control que mantenía sobre las mismas no se basaba en que tuviera una parte importante del capital de las mismas dentro de su cartera sino tan solo en el control de la gestión y en que se mantuviera la creencia, que, ha sido tradicional en este tipo de sociedades creadas por las instituciones financieras, de que realmente los bancos tenían un porcentaje de participación importante que alejaba a cualquier hipotético gran inversor.

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