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Chivato o cómplice

Los directivos de la Organización Médica Colegial estarán obligados por su futuro código ético a ejercer "una prudente vigilancia deontológica sobre toda la colegiación, y en especial sobre sí mismos y sobre sus compañeros".Los redactores de este texto tratan de borrar toda reticencia a denunciar conductas inmorales: "Es una función ingrata e impopular, a la que se opone fuertemente un falso sentido del compañerismo, la repugnancia a ser tomado por chivato y la experiencia de que a veces se ha echado mano del uso inético de la falsa denuncia para medro personal o para daño de otros colegas".

"Pero tales desviaciones", añade el texto, "no podrán disuadir de practicar la denuncia justa y bien fundada, pues tolerar irregularidades o conductas inmorales equivale en muchas ocasiones a hacerse cómplice de la incompetencia o de la desvergüenza".

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En este sentido, desde la cúpula de la Organización Médica Colegial se alienta a los particulares a que utilicen no sólo la vía judicial o administrativa para denunciar los errores o faltas de los médicos, sino también los propios colegios.

La guía trata igualmente los abusos de poder de los directivos. Señala que "no es conforme a la ética prolongar el mandato para el que cada cargo ha sido elegido ni obstruir la constitución democrática de las candidaturas".

Y se agrega: "El directivo no puede abusar de los privilegios de su cargo para obtener ventajas electorales sobre sus competidores".

"Se abstendrá en consecuencia", dice también, "de emplear en beneficio propio" y con fines electorales" la infraestructura organizativa y los recursos humanos y administrativos del colegio, que son corporativos".

Fuentes de cúpula de la Organización Médica Colegial señalaban que este endurecimiento de las normas electorales, si acaso no eran ya explícitas, haría de discutible legitimidad situaciones como las que se producen en los comicios al colegio médico de Madrid, donde su actual presidente, Javier Matos se presenta a la reelección tras un mandato de ocho años.

Por otro lado, el futuro código ético tratará de impedir que los directivos favorezcan desde su cargo intereses personales, familiares o apoyen "desvergonzadamente" opciones políticas o ideológicas.

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