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El sadismo de los 'veteranos' soviéticos

Muchos reclutas temen más las novatadas que a la guerra de Afganistan

Pilar Bonet

Muchos reclutas soviéticos temen más las novatadas y burlas crueles de sus compañeros veteranos que a la guerra de Afganistán, y algunos pagan con la vida su negativa a dejarse humillar, según se desprende de una colección de cartas enviadas por angustiados familiares de soldados a un periódico soviético, que no se ha atrevido a publicarlas. Las cartas, a cuyo contenido ha tenido acceso EL PAÍS, han sido recogidas en un boletín informativo editado con me dios caseros por un grupo informal que prefiere no ser identificado.

El problema de las novatadas en el Ejército, aparentemente más crueles ahora que en el pasado, comienza a tratarse tímidamente en la Prensa soviética. Sin embargo, ésta no ha entrado aún en los duros detalles de un fenómeno al que ha quitado importancia el ministro de Defensa, Dmitri Yazov."¡Cuántos animales hay en nuestro Ejército, mamá.?", escribía un soldado soviético a su madre, L. Shaginova, de Leningrado, anunciándole su intención de pedir el traslado a Afganistán "Si muero allí, moriré defendiendo a la patria, cumpliendo mi deber internacionalista". Perdonad, papá y mamá", agregaba, "la vida se ha vuelto negra, negra y sin esperanza. Aquí un chico no pudo más, robó un coche y se escapó"` ( ... ). "Querernos vivir y servir a la patria, y no a estos animales. ¿Es que el, soldado que cumple su primer año de servicio no tiene ningún derecho humano?", preguntaba el recluta.

"Mi nieto Dima Ktoliada luchó contra las burlas de los sol dados veteranos ( ... ) y pagó esto con su vida", escribía desde VIadimir V. Koliada, quien contaba cómo un marinero le había disparado un tiro en la frente a su nieto recluta.

"No llegan los paquetes, abren las cartas y roban las cosas. ¿Es esto el Ejército o una cárcel?, cuestionaba Tatiana Tarasova desde Perm, en los Urales. "En casa le dijimos a nuestro hijo muchas cosas buenas a favor del Ejército, pero en la realidad allí sólo hay violencia. Una vez le dieron tal paliza que no reconocía su cara", afirma Rudenko desde Oreriburg.

Víctimas de la crueldad

Un día después de la jura de bandera, tres jóvenes sargentos mataron a Oleg Semenov por la noche, cuando dormía, según escribe su madre, V. Semenova, la mentando que sólo un soldado tuviera el valor de denunciar a los culpables. Quince reclutas se quejan de que los veteranos obligan a los bisoños a cargar una rueda de camión y a dar 50 vueltas con ella. Otros denuncian el sadismo con que los veteranos orinan en las camas de los reclutas o ponen delante de ellos una soga para que alivien su desesperación de forma expeditiva. realiza una perestroika, ¿acaso no afecta al Ejército?".La perestroika en el Ejército tiene sus límites, y el ministro de Defensa, Dimitri Yazov, ha dejado claro que no todas las críticas de la Prensa soviética son de su gusto. Yazov ha opinado que el problema del fenómeno de la novatada no está en su "excesiva incidencia", sino "en el número de gente cultivada que más tarde escribe sobre ello". "Algunos escriben sólo para hacer llorar a sus madres y hacer que les visitó afirmaba Yazov en un encuentro con un grupo de escritores soviéticos transmitido posteriormente por la televisión.

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Los afectados por las novatadas son, según el ministro, "los que no quieren hacer nada" como resultado de una consentida educación familiar. El ministro decía recibir cientos, incluso miles de cartas diariamente sobre el tema. "Analizamos estas cartas, visitamos los sitios y no se confirma nada", decía. "En el Ejército"", afirmaba, "no nos andamos con sentimentalismos".

El general-coronel Dimitri Volkogonov, que acompañaba a "Nuestro hijo ( fue muerto por un veterano ( que le dio dos golpes en la zona del corazón"", escriben unos padres desde Jarkov, en Ucrania ( ... ). Por las cartas que nuestro hijo escribió a los compañeros supimos que los veteranos golpeaban, se mofa ban, humillaban la dignidad humana de los jóvenes soldados y sargentos. Algunos jóvenes sol dados no aguantan estas mofas e intentan escaparse del Ejército ( ... ). El servicio en el Ejército se ha - hecho insoportable para los jóvenes soldados. En el país se Yazov, consideraba que el problema de las novatadas -"relaciones distorsionadas entre soldados de diferente veteranía"comenzó hace 25 años y se ha convertido en una tradición "refinada" que "al principio no era de naturaleza maligna". Aparte de tratar de quitarse obligaciones difíciles o desagradables de encima, los veteranos "propagan una ideología simple: ya te llegará la hiora". A menudo esto se traduce en insultos contra la dignidad humana, grosería e incluso enfrentamientos fisicos".

Relaciones degenerativas

"La crueldad en las relaciones entre soldados es un ejemplo de la degeneración a la que han flegado las relaciones humanas en nuestra sociedad", dice Vital, un funcionario moscovita que vive angustiado mientras su hijo cumple el servicio militar en una zona en teoría a salvo de todo peligro.Pocos días después de la aparición del ministro de Defensa en la televisión, el diario Móskovsaj Komsomolets publicó una selección de cartas sobre las novatadas en una página de claro desafio al estamento militar. Entre los casos narrados estaba el de un recluta que pasó dos meses en el hospital y fue sometido a dos operaciones a consecuencia de la paliza recibida por negarse a limpiarle las botas a un veterano.

Un reciente relato de carácter irónico sobre la vida en el Ejército -Cien días antes de la orden-, donde se abordan las novatadas, ha sido acogido con malestar en la institución militar. Su autor, Yuri Poliakiov, se quejaba de las acusaciones contra él de "entorpecer la perestroika en el Ejército".

El ministro de Defensa ha opinado que cierta Prensa ayuda al imperialismo a "destrozar los laureles de nuestra victoria". "Muchos piensan que el Ejército es un mero parásito. No, camaradas, no es así", siiilfialaba Yazov. "Los militares necesitan un apoyo moral", opinaba el escritor Aleksander Priojanov, uno entre los que están dispuestos a aliarse con los uniformes contra unas críticas que, en su opinión, son vergonzosas".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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