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La policía rescata con vida a un recién nacido abandonado en una bolsa de plástico

Los miembros de un coche patrulla del Cuerpo Nacional de Policía descubrieron ayer por la mañana a un niño recién nacido oculto en el interior de una bolsa de supermercado que había sido abandonada en un portal de la calle de la Montera, 15, zona frecuentada por prostitutas. El bebé estaba cubierto por una cazadora vaquera, tapada a su vez por otra bolsa que contenía la placenta. El anudamiento del cordón umbilical, que efectuó uno de los policías, y el rápido traslado del niño al hospital Gregorio Marañón salvaron su vida.

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La policía había sido alertada por el propietario del hostal París, que se encuentra en el segundo piso del edificio donde fue hallado el recién nacido. Luis, que antes de dedicarse a la hostelería había sido sereno de la zona centro, descubrió manchas de sangre en el rellano de la escalera, lugar donde, según todos los indicios, se había producido el alumbramiento.La presencia de sangre en la escalera evitó que el hombre tirara las bolsas como basura y decidiera llamar a la policía. El hijo del propietario del hostal manifestó que durante toda la noche, en que estuvo atendiendo la recepción, no llegó ninguna persona sospechosa ni oyó ruido alguno.

El alumbramiento se debió de producir alrededor de las ocho de la mañana. Una hora más tarde, un cliente que no encontró habitación comunicó al propietario del hostal que el rellano, con suelo de sintasol y las precariedades propias de un edificio antiguo, estaba lleno de sangre.

El descansillo donde tuvo lugar el parto se encuentra entre los pisos que ocupan la peluquería Dona, la oficina de medallas, condecoraciones y efectos militares FEU y el hostal París. En el piso superior hay una "residencia de señoritas con derecho a cocina". La calle de la Montera, que deriva en la Puerta del Sol, estaba ayer salpicada por prostitutas a la espera de clientes.

Corsetería Lupe

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Las empleadas de la corsetería Lupe, situada en el bajo, fueron en realidad quienes primero descubrieron, a las 9.30 de ayer, las dos bolsas amarillas, con publicidad de un supermercado, apiladas en una de las esquinas del portal. Una de las empleadas explicó que pensaron entonces que alguna perra había alumbrado y que alguien había matado seguramente a los perritos.Cuando un cuarto de hora más tarde oyeron unos gemidos, que ellas atribuyeron a "un gatito", la policía acababa de llegar, tras el aviso del propietario del hostal.

Los funcionarios se pusieron sus guantes anti-SIDA antes de examinar la primera bolsa, que contenía la placenta de la madre.

En aquel momento, uno de ellos, según explicaron los testigos presenciales, exclamó: "Mierda, esto es un aborto".

La cabeza bajo la placenta

Al abrir la segunda bolsa emergió la cabeza de un niño que hasta ese momento debía de encontrarse doblado debido a la presión del peso de la otra bolsa. La policía, al descubrir que estaba vivo, "tardó menos de un segundo en subirse en el coche patrulla, encender la sirena y llevárselo a toda prisa", según los testigos.En el hospital, el niño fue introducido en agua caliente para combatir el frío que había pasado durante la hora y media en que permaneció en el portal después del parto, según los cálculos de los médicos que le atienden.

Los dos policías que lo trasladaron al hospital se emocionaron cuando les dijeron que el niño viviría "hasta tal punto que uno de ellos llegó a llorar", afirmó un médico.

Las empleadas de la corsetería habían comprado un "jerseicito" para llevárselo al hospital después de cerrar el comercio.

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