_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sospechosos

En un mundo cultural en el que los filósofos acusan al pensamiento crítico de oponer los palos de la sospecha al avance del carro de la historia, casos como el de Ingrid Strobl, encarcelada en la prisión de Múnich en situación de aislamiento total (acústico, visual, humano), nos incitan por una parte a pedir socorro y por otra a retomar un discurso crítico y receloso. Los ciudadanos siempre somos menos sospechosos que el poder.Periodista y escritora especializada en todo lo vejatorio contra la condición femenina, Ingrid Strobl estaba en las listas de radicales molestos y ruidosos, de los que rompen las armonías de sobremesa del balneario europeo. En uno de esos peinados policiales para encontrar drogadictos, terroristas y extranjeros, el celo indagatorio se centró en los sectores feministas, y allí estaba la periodista austriaca. Pasemos por alto una ocupación domiciliaria con todos los supermanes ametralladores de este mundo rodeando a la sorprendida austriaca. De cuando en cuando, el poder democrático necesita desentumecer sus músculos. En el caso de Ingrid Strobl, la liturgia es grave, pero es lo de menos. A esta mujer se la acusa de complicidad con un atentado terrorista porque en cierta ocasión compró un despertador de la marca Emes-Sonochrom y un despertador similar fue empleado en la construcción de una bomba de relojería.

Una lectura del acta de instrucción revela el decidido interés de implicar a la periodista molesta más que de descubrir a la terrorista posible. Éste es uno de los efectos más lamentables del terrorismo: cierra los ojos de una ciudadanía amedrentada y otorga al Estado la capacidad del ajuste de cuentas a todo lo que lo cuestiona. Los supermanes te registran y los jueces te decretan prisión en régimen de aislamiento total. Todo sistema necesita criados fuertes, pero también criados expertos en la interpretación del código de los señores. De todos los despertadores de Ingrid Strobl, el que más les preocupa no está en el sumario.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_