El gran viaje

El nombre de Jan Troell, como el de su compatriota Bo Widerberg, es de los que nos recuerda que no sólo de Bergman vive el cine sueco contemporáneo. De él recordamos gratamente películas como El fuego de la vida y Los emigrantes, aunque también su semifallida experiencia norteamericana, Huracán, que era un costoso remake de la vieja Huracán sobre la isla, de John Ford, vista recientemente en Televisión Española.El vuelo del águila, un filme inédito suyo de 1982, nos devuelve a un Troell falto de pasión pero con gran plasticidad. La película es el relato de una expedición sueca al Polo Norte, a finales del pasado siglo. Hay ahí una maravillosa fantasía a lo Julio Verne, con globo incluido, que el cineasta convierte en una meditación filosófica de mucha altura y mucho lastre: "Estamos en el centro del mundo", proclama con trascendencia un personaje durante el vuelo. "Nos van a considerar locos", espeta otro.

Y así, entre posturas idealistas y planteamientos más científicos que verdaderamente sentidos, Troell borra el sentido épico de la aventura, del que sólo quedan las esencias. El filme acaba siendo académico y frío, aunque la belleza de los paisajes nos permite disfrutar del siempre noble arte de la contemplación.