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PROCESO DE CONCENTRACIÓN BANCARIA

Y sin embargo se mueven

Los grandes bancos estudian su estrategia de acercamiento en busca de una mayor rentabilidad futura

Los movimientos en la banca española son mucho más fuertes que nunca. La demostración de que el proceso de fusión y concentración para tratar de alcanzar una dimensión y una mayor rentabilidad que permitan acometer el reto de la liberalización europea ha hecho que no sólo se hayan puesto a andar las entidades que siempre se habían definido como partidarias de dichos acontecimientos, sino que incluso los más acérrimos contrarios a la concentración bancaria han encargado estudios a firmas extranjeras o los están llevando a cabo ellos mismos para intentar ver cuál sería su mejor socio en el caso de que no tuvieran más remedio que llegar a acuerdos concretos.

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Pero, según el refrán, quien da primero da dos veces, y la operación del Bilbao y el Vizcaya ha vuelto a trastocar todo lo hecho hasta ahora. En el primer intento, cuando el Bilbao se lanzó sobre el Banesto, se buscaba una entidad a absorber, con cierta capacidad para generar plusvalías que pudieran utilizarse en un fuerte proceso de saneamiento previo a empezar a generar beneficios por el hecho de haber aumentado de tamaño. Se buscaba, más que la eficacia y el aumento de la rentabilidad, el tamaño como fórmula de generar mayores recursos en un futuro.El protocolo redactado en las dos últimas semanas por los presidentes de los bancos de Bilbao y de Vizcaya, en el que se diseñan la líneas generales sobre las que basarán su estrategia para cerrar con éxito el proceso de fusión, parte de una premisa distinta: "La dimensión no es un fin en sí misma para las entidades financieras", señala dicho documento, en el que se añade a continuación que el tamaño responde a las "necesidades generadas en función de la estrategia definida, el mercado en el que se va a actuar y su estructura". Por ello, el acuerdo alcanzado el pasado jueves destaca como objetivo prioritario la rentabilidad futura esperada más que el tamaño. Y en esto vuelven a diferenciarse de lo que parecen ser los objetivos básicos de quienes ahora están forzando sus propias máquinas para elegir un socio potencial que, en cualquier caso, deberá ser de forma amistosa.

En el pasado mes de noviembre se intentó una OPA hostil, y el fracaso de la misma ha hecho que se revise esta forma de actuación y que ahora se busquen acuerdos amistosos. Si en aquel momento el tamaño era lo que se buscaba esencialmente, ahora parece que se ha vuelto a descubrir el beneficio inmediato y la rentabilidad futura como temas, fundamentales. La tercera consecuencia de todo lo que ha ocurrido desde finales del pasado año es que hay que buscar negocio de futuro en las fusiones y no soluciones a corto plazo para los problemas internos que, en estos momentos, pueden padecer algunas instituciones financieras.

'Banca universal'

No se trata de fusionarse por el mero hecho de seguir manteniéndose en el primer puesto del ranking por inversiones crediticias o por depósitos de clientes, o para diluir en una organización mayor la participación accionarial de forma que nadie tenga el poder suficiente como para imponer líneas de gestión diferentes de las marcadas por sus ejecutivos.

Parece que ha llegado el momento de elegir el segmento de mercado en el que cada grupo financiero pretende situarse y, a partir de ahí, buscar la dimensión más cercana a la óptima para dicho mercado. Algunas cajas de ahorro lo entendieron hace unos cuantos años, y su política de expansión y crecimiento basado en desarrollar la banca dirigida hacia las economías domésticas como eje de su actuación ha dado resultados espectaculares en algunos casos.

La banca universal, con presencia en el sector doméstico, con fuerte implantación en el negocio de las grandes y medianas empresas, con un papel básico en el proceso de desintermediación financiera y con la prestación de numerosos servicios para cualquier tipo de cliente, parece ser el camino más lógico para la mayor parte de los siete grandes. A ello hay que añadir la necesidad de tener una presencia activa en mercados internacionales, especialmente los comunitarios.

El concepto de negocio universal exige elevados recursos humanos, que movilizan para mantener la actual estructura de mercado e ir ampliándola. Los recursos propios, capital y reser vas, de estas entidades, deben ser cuantiosos, no sólo porque se aumentan los riesgos y se necesita tener reservas con las que responder de ellos, sino también porque las inversiones a llevar a cabo son demasiado altas para que las efectúe un banco de las dimensiones que tienen los grandes nacionales. Por último, parece necesario tener una cota de mercado mayor que la actual, de forma que esté garantizada la estabilidad del negocio.

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