Compás de espera en el resto de la gran banca tras la febril actividad del pasado jueves
J. C. La tensión vivida en la tarde del jueves en las cúpulas del resto de la gran banca privada, tras el anuncio de fusión entre los bancos de Bilbao y Vizcaya, decreció ayer de manera notable, abriendo la puerta a un compás de espera en el que todos los ojos van a estar centrados en la marcha del proceso iniciado entre los dos bancos norteños.
Varios presidentes -Mario Conde, del Banesto; Luis Valls, del Popular; Claudio Boada, del Hispano Americano- coincidieron ayer en la reunión del consejo general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. La impresión dominante ayer en el resto de los grandes es la de una cierta perplejidad por la unión entre Bilbao y Vizcaya, unida a la sensación de sorpresa.
El consejo de Banesto, reunido ayer, analizó la operación de integración de ambas entidades y decidió esperar acontecimientos. Algo parecido sucede en el resto. Los nervios se centraron en el Hispano Americano a causa de un rumor imposible de identificar: los fusionados Bilbao y Vizcaya preparaban una OPA sobre el banco que preside Boada.
Lo que parece claro es que la apertura iniciada por los bancos vascos va a precipitar, con más o menos rapidez, otras decisiones similares. Ese casamiento descabala el panorama bancario que durante décadas se ha Manten¡do inalterable. La concentración de recursos de la nueva entidad que emerja de la fusión va a ser muy notable en zonas como el País Vasco o Cataluña, y en sectores como el eléctrico o el seguro. El resto de los grandes va a encontrar más difícil competir en determinadas zonas y sectores.
Las ventajas de exenciones fiscales que la fusión lleva aparejada; la posibilidad que la ley otorga para regularizar balances, lo que va a permitir a la nueva entidad contar con unos recursos propios muy superiores a la simple suma de los actuales, son cuestiones que serán sin duda consideradas por el resto de la gran banca privada.
La concreción de los emparejamientos, sin embargo, no será cuestión de un día. La nueva gerencia de Banesto parece tener por delante una dura tarea de desbroce de la situación heredada, antes de embarcarse en nuevas aventuras. El Central, por su parte, parece atado por el reciente compromiso suscrito con los Albertos. De alguna forma, la capacidad de maniobra de Escámez -en espera de conocer el contenido concreto de tal compromiso- ha quedado limitada, y cualquier decisión de ese tipo deberá contar con el visto bueno de los nuevos accionistas mayoritarios.
El Banco de España, por su parte, se manifestó ayer muy satisfecho del acuerdo alcanzado entre Bilbao-Vicaya. "La razón fundamental de las fusiones es que van a permitir a la banca española participar de igual a igual en el diseño del mapa bancario europeo tras 1992".
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