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Manuel Gómez de Travesedo

El adiós de 'El Librero de Argüelles'

Rocío García

Generaciones de estudiantes han pasado por su puesto, instalado en la madrileña calle de la Princesa. Comenzó vendiendo El Coyote y El Capitán Trueno, pasó por libros de Castilla del Pino y de Freud y ha terminado con lo que más le gusta: la poesía de Alberti y de Blas de Otero. El pasado día 5, y después de vender los últimos libros para Reyes, Manuel Gómez de Travesedo, de 68 años, conocido como El Librero de Argüelles, ha dicho adiós. Después de 35 años, una enfermedad ósea le impide continuar.

Tiene el pelo muy blanco y una sonrisa agradable. Habla casi sin parar, y lo primero que dice es que si él es librero ha sido gracias a su mujer, Felisa de Clares, de 64 años, de quien afirma que "nació con el don de la lectura". Se conocieron en un baile del pueblo madrileño de Vallecas, su lugar de nacimiento, y se casaron poco después. Ella fue la que pensó, en 1952, en la instalación de un puesto callejero para la venta de libros como manera de ayudar a la precaria economía familiar. El puesto, del que hoy sólo queda un cable colgado desde un árbol hasta una caseta de lotería, justo enfrente del número 69 de la calle de la Princesa, ha sido siempre de quita y pon. Felisa de Clares lo instalaba por la mañana y era sustituida al mediodía por Manuel cuando terminaba su trabajo de administrativo en una empresa de vidrios, de donde se jubiló por invalidez en 1974.La proximidad de la universidad Complutense, que convirtió al barrio de Argüelles en una zona con profusión de estudiantes, hizo que el puesto de la calle de la Princesa se convirtiera en un punto obligatorio de paso y parada de jóvenes universitarios, para quienes Manuel Gómez no tiene nada más que palabras de alabanza. "No hay mayor grandeza que la de hablar con los estudiantes. Muchas generaciones han estudiado con libros fiados por mí, pero siempre, siempre me los han de vuelto. Nunca me ha faltado ninguno".

Recuerda con entusiasmo a Blas de Otero y Rafael Alberti, de quienes enseña libros dedicados, así como al poeta Luis Rosales. Se empeña en nombrar uno por uno los autores y las obras de los libros más vendidos: Carlos Castilla del Pino, Machado, García Lorca, Muñoz Seca, Antonio Gala, Miguel Delibes, Bertolt Brecht.... Y reconoce que más de una vez ha sacado para la venta algún libro no autorizado por la dictadura franquista. "Yo, como soy pobre, no puedo ser de derechas", se disculpa Manuel Gómez, quien la única vez que se sintió rico fue en 1968, cuando le tocaron a la lotería 250.000 pesetas, invertidas en un pequeño piso en Sada (La Coruña).

Manolo se despidió del barrio el pasado día 5. En los carteles donde anunciaba su decisión se leía: "Adiós. Hasta siempre. Me voy con nostalgia, pero ahí queda el recuerdo de 35 años que han sido historia en el camino de la Universidad. La Cámara de Comercio e Industria y el Ayuntamiento madrileño le entregaron un diploma de Establecimiento Típico Madrileño. Sin embargo, son pocos los días en los que Manolo, que piensa escribir sus memorias, no se traslada desde su casa, en Móstoles, hasta Argüelles. Allí queda todavía su amigo: Juan Gonzalo García, que tiene un puesto de frutos secos en la esquina de la misma calle. "Él ha pasado tanto frío como yo", dice con solidaridad.

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