_
_
_
_
RELIGIÓN

La creación de una orden judeo-católica provoca un conflicto religioso en Francia

Lluís Bassets

El arzobispo de Lyón y primado de las Galias, monseñor Decourtray, consiguió el pasado domingo una salida casi milagrosa a un extraño y delicado conflicto. Ante su palacio, situado en lo alto de la colina de Fourviere, una monja, instalada en un remolque caravana, se declaró en huelga de hambre el pasado jueves 30 de diciembre en protesta por el dictamen de un tribunal eclesiástico emitido contra su pequeña orden religiosa y exigiendo el acceso a las actas del proceso. La intervención del arzobispo, aclarando que esta orden no es una secta, parece haber neutralizado el conflicto.

El tribunal había acusado a sor Miriam, la madre fundadora de las Hermanitas de Israel, de "manipulaciones psicológicas que atentan contra la libertad espiritual de las muchachas" y de "autoridad abusiva".Pero el conflicto que se ventilaba en las alturas eclesiásticas lionesas no afecta únicamente a los tribunales de la Iglesia, cuyos procesos con secretos, sino que había despertado la delicada cuestión de las relaciones entre la Iglesia católica y el judaísmo. La madre Miriam es un caso de doble militancia religiosa insólito e inquietante. Su minúscula orden, compuesta por 12 hermanitas, reza ante el crucifijo y la estrella de David, considera entre sus días santos el domingo y el sabath y respeta el cacher judío (las normas sobre el consumo de carne animal) y la abstinencia católica.

La monja rebelde nació hace 37 años en Hurngría, hija de madre judía. Fue pianista y cantante y llegó a Francia en 1969 como refugiada política. En 1982 creó la comunidad delas Hermanitas de la Inmaculada, pero el mismo año, gracias una peregrinación a Jerusalén, halló su camino de Damasco, que le permitió descubrir sus orígenes judíos y la religión de sus ancestros. La orden de las Hermanitas de la Inmaculada se convirtió en la de -las Hermanitas de Israel, y la fundadora, hasta entonces sor Catalina, pasó a llamarse madre Miriam. En su comunidad, en las proximidades de Ruán, la pequeña congregación judeo-católica, considerada como experimental por la Iglesia, esperaba el reconocimiento definitivo cuando se produjeron denuncias de padres de hermanitas por lo que consideraban comportamientos propios de una secta.

Actas secretas

El arzobispo de Lyón ha reconocido públicamente que las Hermanitas de Israel no son una secta, pero no ha publicado las actas del proceso, tal como exigía la combativa monjita con su huelga de hambre, calificada eufemísticamente por ella misma como "ayuno incesante en la oración, según el ejemplo y el espíritu de Mahatma Gandhi". Monseñor Decourtray ha conseguido con ello neutralizar un conflicto que supera los problemas de autoritarismo y de dependencia psicológica dentro de la orden. La madre Miriam había realizado en los últimos tiempos enérgicas y polémicas intervenciones públicas, en contra de los llamados historiadores revisionistas, que ponen en duda el holocausto judío bajo el nazismo y en contra del proyecto de instalación de un convento del Carmelo en el antigup campo de concentración de Auschwitz -considerado por los judíos como una afrenta católica-. Para terminar de complicar las cosas se afilió, al Partido Socialista Francés a principios de 1987.El proceso a la madre Miriam ha sido presentado en algunos medios como una persecución y una manifestación del tradicional antisemitismo católico. El gran rabino de Lyón, Richard Wertensclilag, que mantiene unas excelentes relaciones con el arzobispo, ha declarado que la monja "debe escoger entre ser una buena cristiana y una buena judía".Mientras que la madre Miriam ha declarado: "Yo no busco reconciliar el judaísmo y el cristianismo, sino el hombre judío y el hombre cristiano".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_