Una tragedia de Visconti

Obsesión es el primer largometraje de Luchino Visconti, realizado en 1942 e inspirado en El cartero siempre llama dos veces, la novela de James M. Cain que Lana Turner y John Garfield popularizarían enormemente en la adaptación de Tay Garnett. A pesar del rango aristocrático de la familia Visconti, el joven cineasta se sentía por aquellas fechas muy preocupado por la miseria que azotaba su país, disimulada por falsos idealismos mussolinianos y, en cine, por las llamadas comedias de teléfonos blancos. Por tanto, su Obsesión parte de ese anhelo por reflejar la realidad social, turbia, polvorienta y desasosegadora, y para ello aprovecha las lecciones aprendidas de Renoir, algo que, con el tiempo y algunas películas más, haría de Visconti uno de los más importantes autores del neorrealismo italiano. Pero hay algo más en Obsesión, y algo que a primera vista forma mal cuerpo con el neorrealismo: la pasión incandescente que mueve a sus dos protagoistas.El más valiente entre mil, el largometraje especial de madrugada, es un extraño y ciertamente violento western, de tonos crepusculares y héroes que no lo son por convicción sino por la fuerza de las circunstancias, que propone un angustioso clímax de suspense y una atípica, muy buena, composición del actor Charlton Heston.