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Renfe anuncia unas pérdidas globales de 190.000 millones de pesetas en 1987

Renfe ha cerrado el ejercicio 1987 con unas pérdidas totales de 190.000 millones de pesetas, según lo señalado ayer por su presidente, Julián García Valverde. Los resultados de 1987 suponen un recorte de 11.000 millones sobre las pérdidas de la sociedad en el ejercicio anterior. A lo largo del año, la compañía ferroviaria ha ingresado 141.000 millones de pesetas, un 6% más que en 1986, y los gastos totales se han situado en 241.000 millones.La empresa, que opera en un servicio tradicionalmente deficitario, mide sus resultados de acuerdo a tres índices diferentes, centrados en los resultados globales, los obtenidos antes de amortizaciones e intereses (negativos en 100.000 millones de pesetas) y el denominado déficit de gestión, que alcanzó los 21.500 millones, alrededor de la mitad del generado en 1986.

La compañía ha incrementado sus ingresos tanto en el capítulo de viajeros como en el de transportes por carretera, manteniendo prácticamente estables los ingresos por mercancías. En el capítulo de gastos se han practicado ligeros recortes tanto en personal -la parte de león de sus desembolsos- como en consumo de energía y gastos de material, que alcanzaron este año los 74.000 millones de pesetas, según los datos barajados por la propia empresa.

Julián García Valverde anunció que la compañía dará a conocer simultáneamente, "a finales de enero o principios de febrero", los pliegos de condiciones para las locomotoras de alta velocidad y la futura rama de electrificación de la compañía. Este concurso supone la columna vertebral de los planes de modernización del servicio de la sociedad, que ha de operar con una competencia cada vez más abierta con otros medios de transporte.

De otra parte, el concurso constituirá de hecho el pistoletazo de salida para la reestructuración de la industria suministradora de Renfe, fuertemente deficitaria, sometida a una delicada situación financiera y carente en la actualidad de la tecnología adecuada para hacer frente a los planes de modernización de su principal cliente.

55.000 trabajadores

Por otra parte, una vez aplicado el programa de jubilaciones voluntarias diseñado por la dirección de la compañía, Renfe tendrá una plantilla de 55.000 personas en enero de 1988, lo que supone un recorte sustancial respecto a las más de 65.000 con que contaba en octubre de 1985. Según las previsiones de la dirección, en los próximos años continuará la tendencia a la caída en el nivel de empleo, ya que en la actualidad "existe aún un considerable desajuste entre las necesidades de personal y la plantilla real de Renfe", en palabras de su presidente.Finalmente, Julián García Valverde declinó cuantificar económicarnente el perjuicio sufrido por la compañía a raíz de la conflictividad laboral, especialmente en la pasada primavera y a finales de año.

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