Benedikte Pérez y Mercedes Fernández
Altas tarifas y rigidez laboral para dos modelos españolas en Japón
La moda made in Japan se ha convertido en otro de los productos de exportación para la segunda potencia económica del mundo. Sin embargo, para mostrarla, los modistas japoneses prefieren las modelos occidentales, con ojos grandes, melenas rubias y, naturalmente, cuerpos estilizados. Por ello, en los desfiles predominan las y los modelos extranjeros. Entre ellas, dos jóvenes españolas, Benedikte Pérez-Chistiansen y Mercedes Fernández, cuyo trabajo se desarrolla entre altas tarifas y un rígido horario laboral.
"Es evidente que Japón se ha convertido en un país entre los grandes de la moda", explica Benedikte. "Por ello es vital para una modelo internacional estar presente en las colecciones de Tokio". Para Mercedes, desfilar en las pasarelas japonesas significa "un trabajo muy interesante, pero no exento de mucho esfuerzo físico".Ser modelo en Japón supone empezar a trabajar muchas veces a las seis de la mañana, "porque hay que estar en preparación hasta ocho horas antes del propio desfile", dice Mercedes. Los horarios son duros y estrictos. Llegan incluso a multar los retrasos, aunque sean sólo unos minutos. Pero, en Japón, la rigidez laboral en el mundo de la moda se compensa con las altas tarifas que se pagan. Por tina hora real de desfile, el promedio de tarifas es de hasta cinco veces superior al pagado en París.
Para las dos modelos españolas, el diseño es la principal característica de los modistos japoneses, tanto desde la tradicional Hannae Mori hasta el innovador Issey Miyake o el vanguardista Tokio Kumagai -recientemente fallecido en Japón-. Sin embargo, la moda japonesa parece parca en colores. "En contraste con los modistos europeos o norteamericanos, los japoneses abusan, en mi opinión, del negro y demás colores fríos, como los grises y marrón piedra", comenta Benedikte.
En la temporada de Tokio no sólo se presentan las novedades japonesas, sino también acuden todos los grandes de la moda mundial. El circuito internacional de modelos hace que cada modisto tenga sus preferencias en cuanto a la mujer o al hombre que luce sus creaciones en París, Milán, Nueva York o Tokio.
Hace tan sólo un par de años, las modelos extranjeras eran casi excepción en Tokio; actualmente acuden aquí los primeros nombres de la pasarela mundial. Hay en esta temporada de Tokio unos 1.000 modelos occidentales. Entre ellos, ocho españoles, seis mujeres y dos hombres, incluidas Benedikte y Mercedes.
Mercedes Fernández nació en Manresa (Barcelona), tiene los ojos azul grisáceos y la melena rubia; es Acuario, de 23 años y 1,76 centímetros. Su encuentro con el mundo de la moda empezó alternando los estudios de Derecho con anuncios publicitarios.
Benedikte Pérez-Christiansen nació hace 25 años en Copenhague (Dinamarca), de padre español -el jugador internacional de baloncesto Pérez-Loriente- y madre danesa. Estudió ingeniería técnica en Dinamarca antes de sufrir una enfermedad en la espalda que le obligó a una larga convalecencia de más de dos años en un hospital. "Mis padres decidieron que era interesante completar mi rehabilitación en una escuela de maniquíes en Barcelona, y así empecé", concluye Benedickte, Aries, de 1,80 centímetros, ojos castaños y cabello negro.
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