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Enconada lucha política en las elecciones de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética

Pilar Bonet

Una enconada y tensa lucha política entre conservadores y progresistas ha rodeado las elecciones que concluían ayer en la Academia de Ciencias de la URSS, una institución dominada hasta ahora por apoltronados y envejecidos cuadros, pese a los esfuerzos de algunos sectores por renovar y dinamizar la institución que dirige la ciencia soviética en sus múltiples sectores.

La Academia de Ciencias, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando Pedro I fundó la institución en San Petersburgo (hoy Leningrado), agrupa en distintos institutos repartidos por todo el país a los científicos más destacados de la URSS y les confiere un puesto y un sueldo que han tenido hasta ahora carácter vitalicio. En la actualidad, el organismo tiene 300 académicos y 600 miembros corresponsales o numerarios. La asamblea general de todos ellos debía elegir ayer a nuevos titulares para 245 vacantes, tras la reciente decisión de sustituir a quienes han cumplido los 75 años o superan esta edad. Éstos, sin embargo, se mantendrán en la institución que controla 290 centros con más de 2.500 departamentos.Tras la llegada de Gorbachov al poder, la presidencia de la Academia de Ciencias fue ocupada por Guri Marchuk, de 67 años, quien en octubre de 1986 sustituyó a Anatoli Aleksandroph, de 84 años. El cambio, no obstante, no ha producido hasta ahora una verdadera reestructuración (perestroika) en el sancta sanctórum de la ciencia soviética, en opinión de intelectuales partidarios de un replanteamiento de los métodos y la organización de la ciencia con vistas a una mayor rentabilidad y rigor.

El número de doctores menores de 40 años que trabajan en los institutos de la academia disminuyó a la mitad, y el de académicos menores de 50 años se redujo a un sexto, en el último decenio, según manifestaba recientemente la bióloga N. Ilinskaia en un artículo publicado en Pravda.

"La elección no es sólo un gran honor. Está, ligada directa e indirectamente con bienes materiales. Sólo hay un país en el mundo, España, donde a los científicos les pagan por un nombramiento honorífico. En la mayoría de los países, a los científicos les pagan por el trabajo y no por el título", afirmaba Ilinskaia, cuyas ideas de renovación fueron contestadas unos días más tarde por un grupo de nueve académicos, para quienes "no se puede considerar seria la propuesta de eliminar el sueldo por el título a los miembros de la academia".

Justificación

"El mantenimiento, que les es garantizado", opinaban los académicos, "se justifica totalmente como reconocimiento de su alta calificación y les da la posibilidad de concentrarse en los principales problemas del desarrollo de la ciencia...".En un gesto sin precedentes, un grupo de intelectuales soviéticos, encabezados por Tatiana Zaslavskaia, presidenta de la Asociación de Sociología soviética, publicó la semana pasada una carta contra Ia elección a la academia de M. Rutkevich", a quien acusan de haber causado una "verdadera d.evastación" en la sociología sovietica. Entre los firmantes de la carta, titulada No podemos callar, se encuentran el economista Oleg Bogomolov, el sexólogo Egor Kon y el conocido periodista Fedor Burlatzki, que es doctor en Filosofía.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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