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La ciudad surcoreana de Kwangju se ha convertido en el símbolo de la 'democracia picante'

ENVIADO ESPECIALA las 9.30 de ayer, en la población de Kwangju, la ciudad que los surcoreanos consideran símbolo de la represión ejercida por el régimen autoritario del presidente Chun Doo Hwam, ya había de protegerse con las mascarillas de felpa o con la solapa del abrigo, síntoma crítico de lo que el ganador de las elecciones presidenciales pasadas, Roh Tae Woo, ha defendido como "democracia picante". El ambiente irrespirable estaba provocado por la lluvia de bombas lacrimógenas que cada día, desde que se celebraron las elecciones el pasado miércoles, la policía lanza sobre los manifestantes, que acusan al candidato gubernamental de haber robado los comicios.

Todas las tardes, a las tres, universitarios y jóvenes estudiantes de segunda enseñanza se reúnen cerca del parque de la ciudad, capital de la provincia de Cholla y situada a 320 kilómetros al suroeste de Seúl, para protestar por la victoria fraudulenta de Roh y terminar a palos y carreras con los agentes de seguridad. Aquéllos, con piedras y bombas incendiarias; la policía, recurriendo al insoportable gas ácido.Ayer fue una jornada más tranquila, pero la del domingo, cuentan con un deje de safisfacción algunos de los participantes, tuvo impacto: un cuartel incendiado y cuatro policías heridos seriamente.

Desapariciones misteriosas

Otras localidades de la provincia realizan también actos de protesta desde que el pasado día 17 se hicieron públicos los resultados de los comicios celebrados la víspera. "Vamos a continuar así hasta que el Gobierno caiga y se reconozca que Roh ganó de manera fraudulenta", dice un alumno de segundo de medicina de la universidad Chosun, que oculta su nombre por temor a represalias.El joven asegura que varios dirigentes estudiantiles, entre ellos un amigo suyo, desaparecieron misteriosamente la víspera de las elecciones y sospecha que el Gobierno esté detrás del presunto secuestro.

Más de un 90% de los votantes de esta ciudad, de 925.000 habitantes, respaldó en las urnas a Kim Dae Jung en las elecciones del pasado día 16, dato éste que revela la magnitud de la postura antigubernamental que existe en esta zona desde años, y, especialmente, desde el aplastamiento (le una revuelta popular en mayo de 1980. Las autoridades afirman que murieron alrededor de 200 personas. Kim Dae Jung asegura que por lo menos cayeron 1.000, pero, según los disidentes locales, la cifra pudo sobrepasar los 2.000. Los presuntos responsables de la matanza de Kwangju son, para los habitantes de esta ciudad, el actual presidente, Chun Doo Hwan, y su futuro sucesor, Roh Tae Woo.

"La gente en Kwangju odia profundamente a los militares, está harta de soportar un régimen militar", declara el profesor Kwang Woo Lee, del departamento de Ciencias Políticas de la universidad nacional de Chonnam, lugar, precisamente, donde se inició la revuelta de 1980. Según el profesor Lee, la Prensa extranjera no ha comprendido la situación interna que vive el país, al creer que la población aceptará al final la victoria de Roli. "Estoy seguro de que, tarde o temprano, se producirá un nuevo levantamiento popular, tan pronto como llegue a la gente información de la magnitud de este fraude. El resultado habría sido el mismo si la oposición hubiera presentado un solo candidato", afirma.

Sin embargo, el tiempo no juega a favor de las fuerzas de oposición, cuyos dos líderes principales, Kim Young Sam y Kim. Dae Jung, aparecen cada día más divididos, hasta el extremo de no ser siquiera capaces de constituir una comisión conjunta para luchar en favor del anulamiento de estas elecciones. El ex embajador Woonsang Choi, asesor de política exterior de Kim Dae Jung, está convencido de que el actual Gobierno será derribado muy pronto por el pueblo surcoreano, a través de la desobediencia. "La situación puede ser similar a la que sucedió con el presidente Syngman Rhee, que fue derribado en un mes por los estudiantes.

Los universitarios, y ahora se han sumado a ellos los estudiantes de segunda enseñanza, continúan siendo en este país el núcleo de la oposición, por encima de los partidos", sostiene el profesor Lee. Un estudiante de segundo de Derecho, nacido en Kwangju, pero que estudia en la universidad Vonsei, de Seúl, declara que, "en principio, vamos a seguir empleando métodos pacíficos de protesta, pero no descartamos que tengamos que recurrir a la violencia".

Las clases en la universidad han entrado en un período vacacional, hasta marzo, y esta circunstancia, acompañada de la llegada del invierno, restará fuerza a la contestación estudiantil, admiten las fuerzas de la disidencia. "Yo creo que el momento álgido para una posible rebelión puede producirse en marzo o abril", pronostica el profesor Lee, que se muestra, por otra parte, bastante inseguro de que se celebren los Juegos Olímpicos, si aumenta la desobediencia popular y el Gobierno no tiene más remedio que recurrir a la fuerza.

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