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La izquierda surcoreana rechaza la victoria de Roh

Las dos principales fuerzas opositoras surcorenas no reconocen el triunfo del ex general Rob Tae Woo, candidato gubernamental y líder del Partido para la Justicia Democrática (PJD), en las elecciones presidenciales del pasado miércoles, y han anunciado movilizaciones populares y acciones legales para tratar de impugnar los resultados, que consideran son debidos a fraude. Rob logró 7,7 millones de votos (36,5%), cuando falta todavía un 8% por escrutar, lo que representa la cifra más baja obtenida por un candidato a la presidencia en la historia del país.

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El margen de dos millones con respecto al segundo, Kim Young Sam, es, por el contrario, la mayor ventaja jamás habida en unos comicios presidenciales directos en la República de Corea. Roh manifestó ayer que luchará para iniciar una era de reconciliación democrática y acabar con el antagonismo regional agudo que divide el Este y el Oeste. Subrayó que las acusaciones de la oposición no tienen fundamento. Roh asumirá la presidencia el próximo 25 de febrero, cuando abandone el cargo el actual jefe de Estado y estrecho amigo suyo, el ex general Chun Doo Hwan.[El Departamento de Estado norteamericano, por su parte, emitió ayer una declaración de apoyo a Roh a quien consideran triunfador. "Felicitamos a Roh por su victoria y esperamos trabajar estrechamente con él", dijo el portavoz Charles Redman en Washington.]

El Gobierno anunció ayer que no permitirá ningún tipo de desorden público en la calle y que cualquier acto de protesta será cortado de raíz. Tanto el Ejército como la policía se encuentran en estado de máxima alerta desde días antes de las elecciones presidenciales.

Agentes del orden reforzaron ayer la vigilancia de edificios públicos, universidades, colegios y fábricas por temor a que se produjeran incidentes. La plaza del Ayuntamiento de Seúl fue literalmente tomada por unidades antidisturbios, al conocerse que grupos opositores preparaban un mitin de protesta allí.

La comisión nacional para la democracia, una plataforma en la que están los tres principales partidos de la oposición surcoreana, organizaciones religiosas, estudiantes y otros grupos disidentes, tiene intención de convocar para hoy un acto de protesta en el centro de Seúl.

Llamamientos de los dos Kim

Kim Young Sam, líder del Partido para la Reunificación Democrática (PRD), criticó al Gobierno y al futuro presidente, a quienes acusó de haberle "robado dos millones de votos y de dar un segundo golpe de Estado con esta victoria". El líder del PRD anunció que convocará pronto una concentración nacional para protestar por el desarrollo de los comicios e intentar "derribar la formación de un nuevo Gobierno y de los actuales dirigentes, que han ganado con unas elecciones falsificadas". Kim Young Sam agregó, con un tono un tanto dramático, que lo hará aun a riesgo de jugarse la vida.

El otro aspirante presidencial de la oposición, Kim Dae Jung, líder del Partido para la Paz y la Democracia (PPD), también acusó ayer al Gobierno, en otra convocatoria con la Prensa, de haber organizado unas elecciones corruptas. "Todos los métodos ilegales y deshonestos se emplearon para falsificar los comicios", declaró Kim Dae Jung. "El partido gubernamental se sirvió de forma masiva de todos los medios puestos a su alcance por el Ejecutivo, de monopolizar los fondos electorales, comprar votos, difamar a los candidatos rivales y manipular los medios de comunicación, en especial la televisión", dijo Kim.

"No quiero provocar disturbios ni empujar a la población más allá de mis límites. Seguiremos luchando pacíficamente para combatir el régimen", agregó el carismático político.

¡Jo, que noche!

Muchos de los casi 11 millones de habitantes de Seúl se acostaron el miércoles muy tarde intentando descifrar la abrumadora sesión de datos en que, tanto el organismo público de televisión, KBS, como el privado, MBC (controlado en un 70% por el Estado), decidieron convertir la noche electoral. Las más de 10 horas de cobertura se destinaron únicamente a la proyección de paneles de resultados.Bien pronto muchos se dieron cuenta de que la información no estaba en la pequeña pantalla y que había que encontrarla en la calle: en el Ayuntamiento de Kuro, donde cerca de un millar de estudiantes guardaba celosamente una urna confiscada con papeletas aparentemente marcadas con el nombre de Roh, o bien en el improvisado centro de seguimiento montado por la Comisión Nacional para la Democracia (CND), una plataforma opositora. Allí, los datos que lentamente iban apareciendo en la televisión, y que indicaban una ventaja cada vez más clara de Roh, no eran creíbles. "Yo nunca veo la televisión, así es que no sé muy bien qué resultados están ofreciendo", comentaba eufóricamente el portavoz de la CND.

A medida que transcurría la fría noche y que la victoria de Roh empezaba a ser previsible si uno se guiaba por el ojo electrónico, los teléfonos de las casas comenzaban a sonar. Muchas personas no podían creerse que el candidato gubernamental aventajara, primero por un millón, más tarde por un millón y medio y al final por casi dos millones, a Kim. Young Sam, y por más de dos a Kim Dae Jung.

Todos los comentarios reflejaban gran sorpresa, habida cuenta de que los medios de comunicación, e incluso todas las fuerzas políticas, habían repetido antes de los comicios que los tres principales aspirantes se mantenían con diferencias mínimas y que muy posiblemente sería el área metropolitana de Seúl la que decantaría la balanza hacia uno u otro lado (el electorado de Seúl representaba aproximadamente el 40% del censo nacional). Al final, ni Seúl resulto definitivo -pues su voto fue para Kim Dae Jung, si bien con muy poca ventaja sobre Roh-, ni la reñida lucha fue tal, al margen de los eventuales fraudes que pudieran cometerse en el proceso de recuento de votos.

"A ésos habría que abrirles la barriga", declaraba con voz amarga un joven al ver cómo la decisión de los dos Kim de presentarse por separado provocaba la victoria del candidato gubernamental.

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