Mutter: "Donde acaban las palabras empieza la música"
La joven violinista alemana actúa en Madrid y en Barcelona
Los expertos aseguran que el talento de la violinista Anne-Sophie Mutter es absolutamente anormal para su edad. De 24 años y nacida en Alemania Occidental, en una familia sin tradición musical, a los 13 años fascinó a un experto en olfatear lo extraordinario, Herbert von Karajan, que había pedido oírla. Mutter ha grabado 14 discos -siete con ese grande y viejo director-, y para 1988 tiene programados 120 conciertos. Hoy y mañana actuará en Madrid, y el fin de semana, en Barcelona. Cita a Tolstoi para decir lo que siente por la música: empieza allí "donde acaban las palabras".
Itzkah Perlman, Pinchas Zukerman, Shlomo Mintz y ArmeSophie Mutter. Esta sería una posible constelación actual de violinistas en pleno rendimiento. De ellos, Mutter es la más joven. Es también la que mejor imagen da. Como Ivó Pogorelich en el piano, los ángulos de la Mutter han sido muy bien utilizados en esa tendencia que crece en la música clásica: la del look.En sus fotos promocionales, la joven parece una Lauren Bacall del violín. En persona pierde, lo que no obsta para que resulte muy guapa cuando pasea por la antesala del hotel con una funda cogida de la mano. Allí se esconde el tesoro: un Stradivarius de 1710.
"Tenía 13 años y ofrecí con mi hermano -que es aficionado al piano- un recital en el festival de Lucerna. Alguien le debió decir algo a Karajan. Me llamaron de la Filarmónica de Berlín y pensé: 'Me oirá y me mandará a casa'. Cuando le vi le encontré templado y natural, contrariamente a la imagen que se suele dar de él. En la audición estaba la orquesta en pleno, sólo escuchando. Toqué la Chacona de Bach y fue un gran éxito. Luego vino su veredicto: tres meses después, en mayo de 1977, actué con ellos en el Festival de Salzburgo. A partir de entonces pude escoger".
Trabajar con los grandes
Han pasado diez años y Mutter ha grabado con grandes directores e instrumentistas. A partir del próximo enero lo liará con Rostropovich (Prokofiev), Karajan (Chaikovski), Lutoslawski (Stravinsky), y tríos de Beethoven con Rostropovich (chelo) y Bruno Giuranna (viola). Desde hace dos años es profesora de la Royal Acaderny of Music de Londres.
"No siento nada especial por actuar con grandes nombres, lo terrible sería tener que hacerlo con gente mala". Mutter, hija de periodista, habla de todo menos de su vida privada. Es soltera.
"A los cinco años cogí un violín y me resultó tan confortable como si lo hubiese tenido desde un siglo atrás. La música es lo más sublime, porque parte de lo abstracto para llegar al corazón. Con mi violín me siento tan completa que si no tocase moriría".Durante algunos años, Mutter no actuó demasiado: quería posponer el problema de la profesionalidad para seguir su vida y "ampliar el repertorio". A partir de 1989 piensa relajarse y ofrecer menos conciertos. Sobre las categorías técnica versus inspiración, ella, que ya posee lo primero, apuesta ahora por lo segundo: "No ensayo mucho; construyo la idea en la cabeza intentando luego evitar los errores prácticos; esto último lo hace la técnica, aunque el sonido de tu cabeza nunca puedas conseguirlo totalmente en lo que tocas. La técnica es el medio. Un pintor sabe que mezclando dos colores sale un verde; pero el problema empieza al plantearse qué hacer con ese verde".
Respecto a la utilización de su imagen como reclamo, Mutter -cuya inteligencia y encanto tienen un toque de pragmatismo prusiano- dice que es "una cuestión de relaciones públicas". Quiere aprovechar su popularidad para algo elevado: "Atraer a mi generación a la música clásica y a la contemporánea; ésta es símbolo de nuestro tiempo". Cita a Lutoslawski, Penderecki y Cristóbal Halffier.
Hoy y mañana interpretará en Madrid el Concierto para violín de Brahms, con Ros Marbá al frente de la orquesta de RTVE.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.