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Virgo

Rosa Montero

De todos es sabido que los millonarios norteamericanos son una subespecie humana de excentricidad notoria, que tan pronto trasladan piedra a piedra un castillo medieval a los llanos tejanos como regalan a los hijos de la contra una partida de metralletas de juguete. Pues bien, leo en La Stampa que uno de estos seres pintorescos, un magnate ítaloneoyorquino llamado John La Corte, acaba de instituir un emotivo premio a la virginidad. Todas aquellas chicas que vivan en Nueva York y que hayan cumplido 19 años con los bajos intactos pueden enviar un certificado médico a La Corte y recibir 1.000 dólares como recompensa a su proeza. Con lo mal que anda la bolsa últimamente, una hija con virgo se puede convertir así en una inversión más segura y rentable que las acciones de ITT. Imaginen la avidez de algunos padres, el encierro con que van a castigar a sus criaturas. La Corte, que tiene 70 años, ha creado una fundación para administrar este galardón a las membranas, en la cual ha invertido un capital inicial de 100.000 dólares, esto es, 12 millones de pesetas. Siempre me ha pasmado el valor que ciertas gentes conceden a esa enojosa telilla interior, a esa piltrafa orgánica.La fundación se llama Instituto por un Mundo Mejor, lo cual tiene bemoles. La Corte posee una extraña idea de lo que significa mejorar. Asegura el hombre que su intención es combatir la maternidad adolescente y el aborto, y se ve que el pobre desconoce que existe la posibilidad anticonceptiva. La cantidad de condones que podrían comprarse con 100.000 dólares.

Ya es triste que, con la mucha calamidad que nos rodea, el seflor La Corte haya decidido desperdiciar su filantropía en tal gansada. Imaginen ustedes la proliferación de calentones que el premio acarreará, y ese sexo tan triste y guarrindongo de hacerlo absolutamente todo y no hacer nada. 0 sea, lo de toda la vida. Y es que, como casi todos los potentados que en el mundo son, el señor La Corte utiliza su dinero para intentar que todo siga siendo como siempre.

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