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Kuwait, del zoco al centro comercial

Los beneficios de la explotación del petróleo han convertido a los mercaderes en consumidores

Ángeles Espinosa

Kuwait es un mercaco. Y no por la extensión de su zoco ni por los numerosos y modernos centros comerciales que lo salpican, sino por el talante comercial de sus gentes. Herederos de un pueblo de mercaderes, nómadas conductores de caravanas y navegantes, los kuwaitíes se han convertido también en grandes consumidores, gracias a los beneficios de la reciente explotacióndel petróleo. El emirato se reduce en realidad a una ciudad-Estado. Pese a sus 17.000 kilómetros cuadrados, el 90% de la población (poco más de 1.500.000 habitantes) vive en la zona urbana de Kuwait City debido a la naturaleza árida e inhóspita del desierto y a la ausencia de agua potable.

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Junto a la modernidad del país, construido como tal en el último medio siglo, destaca especialmente el alto nivel de las prestaciones estatales, fruto de los ingresos proporcionados por el petróleo. Los kuwaitíes pagan unos impuestos mínimos (en tomo al 4% de media) y reciben unos servicios que para sí quisiera cualquier europeo: una amplia asistencia sanitaria, gratuidad en todos los niveles educativos (incluida la ampliación de estudios en el extranjero) y precios simbólicos por la electricidad y por el agua, pese a que su escasez la convierte en un bien más preciado que el petróleo. Tres plantas desalinizadoras se encargan de potabilizar el agua del mar.Pero los años de euforia y derroche iniciales han pasado y la crisis económica ha afectado también a Kuwait, como al resto de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). El próximo año será el tercero que se reduzca el presupuesto nacional, en algunas áreas hasta en un 15%. El crash del zoco de Al Manaj, una especie de mercado bursátil no oficial, marcó en 1982 el inicio de la recesión. No obstante, empiezan a verse signos de recuperación, y recientemente se han aprobado nuevas medidas para financiar el déficit presupuestario, entre ellas la emisión de deuda pública y bonos del Tesoro. También se está procediendo a la diversificación de las inversiones en el exterior, otra de las fuentes de ingresos de Kuwait. Además, el emirato que dirigen los Al Sabah cuenta con las mayores reservas totales de todos los países del CCG, incluida Arabia Saudí (datos de 1986).

Dado que sus mayores remesas proceden del petróleo (casi un 90%), hay siempre un factor de riesgo en función de la situación del golfo Pérsico, responsable en último término del libre flujo del crudo kuwaití y de la seguridad de sus instalaciones petroquímicas e industriales. Las recientes agresiones iraníes -contra un petrolero kuwaití bajo pabellón de Estados Unidos y contra el puerto de Ahmadi- no parecen, sin embargo, haber alarmado demasiado a los dirigentes del emirató. El respaldo de los países árabes y el apoyo de las superpotencias (EE UU ha reabanderado 11 de sus petroleros y la URSS ha alquilado tres) garantizan de momento su tranquilidad. Ni siquiera se han hecho concesiones para que la flota norteamericana pueda utilizar los puertos kuwaitíes para su abastecimiento, aunque en las últimas semanas se ha sabido que se van a adquirir equipos de defensa antiaérea en previsión de eventuales nuevos ataques de misiles iraníes.Un mundo de superlujoFruto de la prosperidad proporcionada por el petróleo, es un mundo de aire acondicionado coches con teléfono, autopistas de seis carriles y edificios ultramodernos que muchos kuwaitíes abandonan en cuanto llega el primaveral invierno para irse a acampar a las proximidades de la llamada ciudad turística de Doha que es poco más que un complejo hotelero y un parque de atracciones. El incremento de la capacidad adquisitiva también ha revertido en un cambio en los gustos y, consecuentemente, en las costumbres. Las mejores frutas, los más sofisticados ingenios electrónicos o la última moda europea pueden adquirirse en las tiendas del exclusivo barrio residencial de Salmiya.

El tradicional zoco, centro vital de toda ciudad árabe, ha quedado relegado a las capas con menores recursos económicos, emigrantes y nómadas. Su lugar ha sido ocupado por los modernísimos centros comerciales, que siguen, sin embargo, llamándose suk (zoco) y a los que, en un intento de no romper con el pasado, se da nombres antiguos, como Al Uatiya (el lugar donde las mujeres lavaban la ropa en las rocas, junto al mar).

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Este contraste continuo entre la tradición y la modernidad, que aquí es sinónimo de occidentalización, es otra de las características de este país.

Tal vez el más claro ejemplo de esa ecuación sin resolver sea la mujer kuwaití. Completamente cubiertas con el abeya (especie de capa negra que tapa de la cabeza a los pies) o a la última moda europea, algunas han empezado a trabajar, y las más jóvenes tienen acceso a la educación en casi igualdad de condiciones que los chicos. Aunque la revolución islámica del vecino Irán haya traído consigo una ola de conservadurismo social, los cambios ya están introducidos.

"Aquí no es como en Arabia Saudí, incluso podemos conducir", asegura Sabriya, un ama de casa joven, casada y con dos hijos. Sin embargo, en las bodas, mujeres y hombres siguen estando separados y el derecho al sufragio todavía no es universal.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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