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Principio de acuerdo para reducir en 75.000 millones de dólares en dos años el déficit fiscal norteamericano

Francisco G. Basterra

El Congreso y la Casa Blanca, presionados por los mercados financieros mundiales, estaban a punto de llegar ayer, en el último minuto, a un acuerdo de principio para reducir en 75.000 millones de dólares en dos años el fuerte déficit presupuestario de Estados Unidos. Sobre los negociadores pesaba también la cláusula automática de reducción, conocida como Gramm-Rudman, que establece un recorte indiscriminado de 23.000 millones de dólares este año si no se produce un acuerdo alternativo.

"Quedan aún algunos puntos por resolver", advirtió prudentemente a mediodía el secretario del Tesoro, James Baker, refiriéndose a un acuerdo que significaría una reducción del déficit de unos 30.000 millones de dólares en el actual ejercicio. El anuncio formal se esperaba a última hora de ayer pero no se había producido aún al cierre de esta edición. A pesar del acuerdo cogido con alfileres y obtenido después de 30 días de complejas y frustrantes negociaciones, los políticos no han llegado a tiempo y el presidente decretó ayer la aplicación de la ley Gramm-Rudman.Este mecanismo secuestra automáticamente 23.000 millones de dólares, la mitad en gastos civiles y la otra mitad en gastos militares. Sin embargo hay un procedimiento y unos plazos de gracia para que estos recortes no se produzcan, si en los próximos 10 días se formaliza el acuerdo de principio.

Fue el speaker (presidente) de la Cámara de Representantes, el demócrata Jim Wright, quien anunció ayer por la mañana, desde el Capitolio, que "creo que tenemos un acuerdo. Mucha gente dirá que es poco para las expectativas suscitadas pero es lo máximo posible dadas las divisiones en el Congreso y con la Casa Blanca".

Pero algunos temían aún que se estuviera vendiendo la piel antes de cazar al oso, lo que ha ocurrido varias veces en los últimos días. Wall Street había abierto en caída libre reaccionando a la incapacidad de los políticos de Washington por atajar la marea de números rojos, con el índice Dow Jomes perdiendo en la primera hora 30 puntos. Y el dólar sufría también un fuerte recorte frente al yen, cediendo 1,25 dólares respecto al jueves y situándose a 134 yenes por un dólar.

Ligera recuperación

La Bolsa De Nueva York, que el jueves perdió 43 puntos alarmada ante las negativas noticias procedentes de la "cumbre económica" de Washington, inició una moderada recuperación a media mañana reaccionando al anuncio de un inminente acuerdo. La falta de decisión política de enfrentarse a un déficit fiscal de más de 150.000 millones de dólares y sus efectos nocivos sobre la economía fue, según los expertos, una de las principales causas del pánico financiero que sopló el mes pasado por las bolsas y mercados del todo el mundo.Las resistencias a un acuerdo, incluso tan modesto como el esperado, presagian una difícil negociación final que puede encallar en el Congreso, enviando una señal muy negativa a los mercados financieros. Se teme que estos consideren insuficiente, sobre todo en el extranjero, este esfuerzo de disciplina económica.

Treinta días después del desplome de la Bolsa los políticos de Washington admiten que no se han atrevido a ser más audaces y en los norteamericanos comienza a desvanecerse el recuerdo del desplome de la Bolsa. "Es triste pero quizás necesitaríamos otra caída de 500 puntos para actuar", reconocía ayer un senador.

Las dos partes, la Casa Blanca y los demócratas en el Congreso, han tenido que ceder bastante para alcanzar este mínimo consenso que supera sin embargo los 23.000 millones de dólares fijados por el hacha automática de la ley Gramm-Rudman. Ronald Reagan, tragándose su principio de no subir los impuestos y de no recortar el presupuesto de Defensa. Y los demócratas aceptando recortes en los gastos sociales.

Los republicanos se quejan de que su partido, que tiene la Casa Blanca pero no domina el Congreso, ha cedido demasiado y amenazan con provocar dificultades a la hora de poner el acuerdo negro sobre blanco, fijando los detalles de un pacto que sólo es por ahora un marco. Los observadores estiman que la imposición automática de la claúsula Gramm-Rudman (nombres de los legisladores que la idearon) reducirá la oposición al compromiso y forzará a los negociadores a pactar recortes más profundos.

El "secuestro" automático supone en teoría eliminar 11.500 millones del presupuesto del Pentágono (un recorte del 10,5% en los programas militares) y otros tantos millones de los gastos sociales, cuyos programas serían limados en un 8,5%. Pero el impacto real será probablemente mínimo ya que, a partir de la pasada medianoche, sólo afecta a la Seguridad Social de los ancianos y a las subvenciones para los productores de leche.

Los aliados naturales del presidente en el Congreso se plantaron el jueves por la noche, negándose a aceptar un aumento de impuestos por valor de 9.000 millones de dólares y un recorte de gastos sociales de 6.600 millones, que consideran demasiado pequeño. Esto supone una rebelión contra Reagan que acepta una subida de la presión fiscal, en contra de los principios que ha defendido durante su mandato. Lo que no se sabe aún es qué impuestos serían aumentados. Se descarta cualquier retoque en los directos y se piensa en un posible impuesto sobre la gasolina, otras tasas sobre el consumo y un incremento de tarifas por algunos servicios públicos.

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