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Detenidos en Estepona dos británicos en relación con el secuestro de Melodie

Dos ciudadanos británicos fueron detenidos ayer en la localidad malagueña de Estepona en relación con el secuestro de la niña Melodie Nakachian. Según fuentes próximas a la investigación, estas dos personas están vinculadas a un grupo de delincuentes ingleses. Estos dos individuos fueron detenidos en una urbanización cercana al lugar donde fue secuestrada la hija de la cantante Kimera. Las mismas fuentes señalaron su optimismo respecto a la resolución del caso, y dijeron que la pequeña se encontraba en buen estado.

Poco antes de saberse esta noticia, Raymond Nakachian, padre de Melodie, había manifestado: "Estoy dispuesto a darles hasta mi propia camisa". Un poco después, aproximadamente a las dos de la tarde, entró en contacto telefónico con los individuos que mantienen retenida a su hija Melodie desde las 9.30 del pasado lunes. Este contacto supone la reanudación de las negociaciones, después de que los delincuentes se hubieran mantenido en silencio desde la tarde del pasado viernes.La Guardia Civil y la policía montaron en la mañana de ayer un amplio dispositivo de rastreos y controles de carretera en toda la zona comprendida entre Marbella, Estepona y San Pedro de Alcántara. La operación, en la que también intervino un helicóptero que barrió las urbanizaciones, estaba encaminada a forzar a los secuestradores a que efectuaran algún movimiento en falso.

Un individuo anónimo llamó a la una de la tarde de ayer al restaurante Benamara, sito en la urbanización Paraíso. El desconocido, que hablaba en correcto español, tuvo que telefonear tres veces hasta lograr explicar al encargado del establecimiento que quería darle un mensaje para el señor Nakachian.

El director del complejo hostelero, que es de nacionalidad francesa, se dirigió a la mansión de Villa Melodie, distante unos cinco kilómetros, y solicitó hablar con el propietario. Segundos más tarde, el padre de la niña recibía al director del hotel Benamara y le hacía escuchar una cinta magnetofónica para comprobar que la voz grabada en la misma correspondía al individuo que había telefoneado a su establecimiento.

Al confirmarse que la llamada no había sido realizada por ningún bromista, sino por el habitual portavoz de los secuestradores, Raymond Nakachian salió disparado hacia el restaurante, ya que aquél había anunciado que "volvería a telefonear 15 minutos después", según dijo el camarero que recibió el mensaje. Parece que el secuestrador conversó con el padre de la niña y recibió nuevas instrucciones sobre el pago del rescate.

Fuentes policiales han informado que Raymond Nakachian asegura estar dispuesto a pagar, pero no la cantidad de más de 1.000 millones de pesetas que le reclaman. "Este hombre está acostumbrado a mandar y a jugar con apuestas muy altas. En esta ocasión está echando un pulso a los secuestradores, convencido de que va a ganar. Nosotros le hemos recomendado que no actuara así y que no fijase la fecha del próximo martes como límite para el canje, pero no nos ha hecho caso", dijo uno de los responsables de la investigación.

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Una venganza mafiosa

Nakachian, pese a ser cuarto dan de karate y tener gran fortaleza física y psicológica, estaba ayer derrumbado. Casi con lágrimas en los ojos vino a reconocer que los secuestradores parecen movidos no sólo por el dinero, sino por una especie de venganza de tipo mafioso. El señor Nakachian facilitó también una noticia hasta ahora desconocida: que los autores del golpe tenían planeado secuestrar también a su hijo menor, Amir, de sólo tres años. Sin embargo, no pudieron hacerlo porque no viajaba en el coche.

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