Virrey de Alaska
En carta a Godoy, el 29 de enero de 1794, aconsejaba el conde de Revillagigedo, el último virrey que tuvo Alaska, el desmantelamiento del presidio de San Lorenzo de Nootka por la sangría que causaba al erario. Argüía el buen conde que habían sido millones y millones los doblones que su mantenimiento en tierras tan apartadas había costado. Pues en estas gélidas latitudes vivo yo desde hace siete años, y anteayer me hervía la sangre de rabia y de pena por el olvido que España tiene de su bicentenaria hija.Son cerca de mil, si no pasan,
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Virrey de Alaska
Viene de la página anteriorlos nombres hispánicos que festonan nuestra geografía alasqueña. Aquí vino a culminar su vida Félix Rodríguez de la Fuente, como lo atestigua. el crucero que en medio de la ciudad tiene alzado. Aquí gastó su vida (casi 50 años) el intrépido jesuita leonés, mi paisano por más señas, Segundo Llorente.
Hace siete años que he estado urgiendo al consulado español de San Francisco la reconquista de Alaska -culturalmente, se entiende-, y nada. La sangre me hervía anteayer porque estábamos una catalana, Roser Gélida, y yo, en la conferencia estatal de las lenguas extranjeras, y allí estaban, extendiendo a Francia con todo su savoir-faire, el agregado cultural y la vicecónsul. ¡Buena maña de agenciarse turistas!- Arsenio Rey Tejerina.
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