La reelección de Saouma al frente de la FAO supone una derrota para EE UU

El libanés católico maronita Edouard Saouma fue reelegido ayer, por tercera vez consecutiva, director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), derrotando a su contrincante, el africano Moise Mensah, ex ministro de Defensa de Benin, por 94 votos contra 59. La victoria de Saolarna representa un golpe para Estados Unidos y los grandes países industrializados, que apoyaban a Mensah.

Saouma se ha ayudado para su selección en la gran experiencia adquirida al frente de la FAO durante los últimos doce años, lo que le ha permitido conocer personalmente en Roma y en sus países de origen a sus electores.En su discurso, el nuevo dirfector comenzó dando las gracias al bloque árabe que lo ha sostenido con tesón hasta el último momento, aunque inmediatamente añadió que en la actual coyuntura, en que la FAO atraviesa por difíciles circunstancias, se hace más que nunca indispensable "la ayuda y la confianza de todos". Saouma se presentó ante la asamblea afirmando que había aceptado la reelección "con humildad y con la firme voluntad de colaborar con todos".

Situación de crisis

Según su estilo de hombre enérgico, puso sobre el tapete la siÍuación de crisis de una de las más importantes organizaciones de las Naciones Unidas, denunciando que algunos países, entre los que incluyó a Estados Unidos, se han alejado de la Organización, los cuales sin embargo, dijo, "han jugado un papel determinante en la fundación y la vida misma de la FAO".Saouma, de 61 años, nació en Beirut, está casado con una colombiana, es padre de tres hijos y está doctorado en Química Agrícola en la Universidad Saint Joseph de Beirut. Posteriormente, perfeccionó sus estudios en la escuela superior de agronomía de Mont-Pellier. Habla cuatro lenguas, entre ellas el español, y conoce todos los entresijos de esta Organización donde lleva trabajando 25 años.

Saourría insistió ayer mucho en que la FAO se puede salvar sólo defendiendo la "unidad de la Organización". Hizo hincapié en que no considera a Mensalí como a un "enemigo", sino más bien como a un "estrecho colaborador", y se ha comprometido solemnemente a "buscar el interés de todos", ya que, explicó, "el mundo espera mucho de nosotros y la cooperación intemacional es indispensable sobre todo a nivel regional".

Por lo que se refiere al espinoso problema de la cuestión económica, Saourría denunció también que existe un cierto "estancamiento" y hasta incluso una "regresión" de los balan ces precisamente en el momento en que la población, sobre todo en el Tercer Mundo, no deja de aumentar. Destacó que mientras la provisión de fondos para los próximos seis años señala un crecimiento negativo de un 4%, se prevé que en dicho período el número de las perso nas con hambre habrá aumen tado a 500 millones. "Nos veremos por ello obligados", dijo Saouma, "a afrontar necesidades crecientes con unos recursos disminuidos".

Nuevo período de diálogo

Por lo que se refiere a los 3.400 empleados que trabajan actualmente en la FAO, la impresión que reinaba ayer era de que ahora se espera que el director general reelegido pueda cambiar algunos de sus métodos más autoritarios, para abrirse a un mayor diálogo y colaboración interna. El diario italiano La Reppublica había escrito que Saouma "se siente un dios". Sin embargo, la mayoría de los observadores consideran que en caso de crisis grave de la Organización, Saouma será la persona que mejor sabrá defenderla debido, no solo a sus conocimientos y experiencia, sino también a su temperamento de hierro.Hoy cormenzarán a estudiarse los presupuestos para el bienio 1988-1989.