La generación castrada

Toda generación tiene su nombre, un calificativo que la define. Para la mía, por más que busco, no encuentro nada más apropiado: generación castrada. Castrada, sí, porque le cortaron las alas cuando aún balbucía sus primeros pasos. ¿Quién piensa hoy en volar, si estamos amarrados, amordazados ... ? ¿Por qué nos enseñásteis a expresarnos con sonidos sordos que se los lleva el viento? ¿Por qué nos dejasteis nacer, vosotros, fugaces idealistas, ambiciosos de poder, para ofrecernos un mundo frío, impávido, de asfalto? ¿Es que no hay un espacio para la ternura? ¿Dónde va el hombre si nos olvidamos que es eso, hombre?

¿Para qué crear un aparato que nos autodestruye y aniquila? ¿,Por qué un maldito papel nos puede rasgar las entrañas? ¡Cuidado! ¡Es un papel, sólo papel! Yo no, ni tú, ni él, somos carnes que vivimos, palpamos, sentimos... Por eso sigo preguntando: ¿qué estáis haciendo de nosotros? Estáis creando una generación de impotentes, fracasados antes de empezar, sin ilusiones, sin esperanzas, sin perspectivas, sin futuro, sin nada. Quizá es eso, queréis nada, autómatas paseándose de aquí para allá... Pero ¿no os dais cuenta? ¿Podéis acaso ver la mirada de la gente? No, sólo tienen ojos, nada más. Deambulan aquí, allá, y los más débiles son absorbidos por el fango. Quizá es eso: la jungla de asfalto. Enmarañado mundo de supervivencia, caro precio la vida de unos, el aniquilamiento de miles.-