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La presencia del cólera en España es mínima y esporádica

La eclosión de un pequeño brote de cólera en la última semana, con cinco casos en Barcelona y dos en Valencia, ha vuelto a volcar la atención sobre una enfermedad cuya presencia en España ha sido tradicionalmente muy poco importante.Pese al carácter benigno de este brote actual -seis de los siete enfermos [uno se detectó ayer en Valencia] han evolucionado favorablemente- conviene recordar que el cólera es una de las enfermedades infecciosas que han sido un azote para la humanidad, con grandes epidemias de elevada mortalidad, hasta el punto que la aparición de tales pandemias en la primera mitad del siglo XIX determinó la organización de los servicios sanitarios de muchos países.

El cólera está producido por muchos bacilos, llamados vibrios, que tienen una forma encurvada, imitando a una coma. Estos gérmenes son fácilmente destruibles por los

desinfectantes habituales, como el cloro, y por el calor.

La supervivencia en el medio ambiente es variable: desde unas pocas horas en las heces mantenidas a temperatura ambiente, siete a 13 horas en el agua de cisterna o de pozo, uno a siete días en las hortalizas frescas, frutas y mariscos y de una a dos semanas en la leche y derivados.

Seis pandemias

El cólera ha estado acantonado en las zonas endémicas de la India y países vecinos, hasta entrado el siglo XIX, en el que causó seis grandes pandemias.A partir de, 1961 se origina la última pandemia conocida desde un foco endémico en Indonesia.

En 1971 llegó a España procedente de África. Desde entonces, su incidencia ha sido mínima y esporádica, a excepción del año 1979, con 245 casos. Tras un período de incubación de uno a cinco, días, el cólera puede producir desde casos triviales sin síntomas o con diarrea leve, hasta cuadros severos con diarreas intensas, que pueden llevar al colapso por la pérdida de líquidos.

El ser humano se contagia fundamentalmente a través del agua y los alimentos (frutas y Verduras, principalmente) contaminados. El agua se contamina por las heces descargadas por los enfermos o los portadores.

Aunque la enfermedad puede presentarse en brotes explosivos, cuando se produce una contaminación importante de un abastecimiento de agua, lo más frecuente es que se trate de casos esporádicos, producidos por la contaminación pequeña de un abastecimiento de agua o por la contaminación de alimentos.

La prevención más eficaz es la protección del agua y alimentos de la contaminación fecal. Por ello, cuando hay sospecha de cólera, recomiendan aumentar el índice de seguridad de cloro en los abastecimientos de agua y el tratamiento de las aguas de bebida no sometidas a depuración con cloro (una gota de lejía por litro); el mayor control de la reglamentación de ventas de bebidas y alimentos, la prohibición de consumir alimentos crudos, la desinfección de frutas y verduras ccin agua clorada (cinco gotas de lejía por litro) y la educación sanitaria.

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