El Banco de Inglaterra impedirá que las empresas controlen los bancos
El Banco de Inglaterra impedirá que las firmas comerciales o industriales británicas controlen la banca, según ha anticipado el gobernador del banco, Robin Leigh-Pemberton. La entrada de los bancos extranjeros en el Reino Unido también será obstaculizada en lo que se refiere al "control del núcleo del sistema financiero".
La primera reacción de la Bolsa de Londres a este anuncio fue de una discreta caída en las cotizaciones de los bancos, cuya protección ha sido garantizada por el emisor (Barclays, Lloyds, Midland y NatWest), el tercero de ellos sometido a una intensa especulación de compra.La nueva ley de control bancario permite al Banco de Inglaterra recurrir a "la discrección, el sentido común y la experiencia" a la hora de juzgar la adecuación de un candidato a controlar un banco, aspirante que ha de pasar una prueba de idoneidad. Leigh-Pemberton manifestó que "las compañías industriales y comerciales no forman parte del sistema bancario ni deberían entrar en él de forma subrepticia" y, en consecuencia, él va a necesitar de "cierta persuasión" antes de aprobar alguna operación de este tipo, de las que había varias en el aire hasta el momento de producirse el aviso. "Cuanto más cerca esté el banco al corazón del sistema financiero, mayores serán mis dudas", predijo.
Poder de veto
Por lo que respecta a la banca extranjera, Leigh-Pemberton también se mostró inequívoco en su discurso, pronunciado en una cena celebrada el martes ante la Cámara de Comercio de Irlanda del Norte. "Va contra el sentido común alegar que la apertura del mercado de Londres debe llevarse hasta el punto de que el control de nuestro sistema financiero -el sistema de pagos, la oferta de crédito- pueda pasar a manos de instituciones cuyos objetivos empresariales e intereses nacionales se hallan en otra parte", señaló. "El interés público requiere de la continuidad de una fuerte presencia británica en nuestros mercados claves de crédito y capital". El Banco de Inglaterra piensa ejercer este poder de veto -en realidad, dar este consejo al Gobierno- sobre las operaciones sobre los cuatro grandes bancos comerciales, pero no sobre los pequeños, ya que cree que es útil su asociación con otros del exterior, con la subsiguiente aportación de capitales y nuevos mercados.El pasado verano, el banco emisor británico aprobó la adquisición de dos pequeños bancos por uno suizo y otro australiano, pero la nueva política detiene en seco las operaciones que se estaban realizando en torno al Midland, por el que mostraban interés el Deutsche Bank y dos fuertes grupos británicos con intereses mayoritarios en otros sectores. El Royal Bank of Scotland también podría verse afectado por la nueva normativa, pues aunque es de mediano tamaño, es el de mayor implantación en Escocia.
La reacción en los medios financieros ante estos propósitos fue de crítica cautela. La banca británica pasa por ser poco eficiente y se considera que la entrada de fuerzas exteriores con empuje no haría ningún mal.
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