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BALONCESTO / GRUPO IMPAR

El presidente del Oximesa dejó el palco y bajó a la cancha

La truculencia que impera en las relaciones internas en el Oximesa -jugador contra entrenador, presidente contra técnico y entrenador contra deportistas- quedaron manifiestas en el partido jugado contra el Estudiantes. El presidente del equipo granadino, José Antonio Murado, abandonó su palco, bajó a la cancha y, con gesto de empresario enérgico, puso paz entre el técnico, Javier Benavides, y el base Nacho Suárez. "Usted, a la calle", le dijo al jugador, quien a su vez le había espetado al técnico que, de baloncesto, "ni puñetera idea". Paradójicamente se celebraba el día del club.La trifulca coincidió con el desarbolamiento total del Oximesa a manes de un regular Estudiantes que, a cinco minutos del final, se permitió el lujo de apurar la posesión de balón e introducir canastas. Hasta entonces, el Oximesa no perdió la esperanza de superar al rival, que mantenía una ventaja media de siete puntos. A la tarta de desavenencias en el equipo le puso la guinda dos apagones y un frío hiriente.

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Durante el primer tiempo, ambos equipos estuvieron muy igualados, con ventajas alternas. El base madrileño Gil no estuvo entonces entonado y en diez minutos acumuló tres personales. Ambos equipos jugaron rápido y los pívots lucharon con denuedo por los rebotes. A falta de dos minutos para el fin de la primera parte, Harsthorne fue sustituido por Ibáñez. El resultado de la decisión quedó patente en el marcador, al descanso (48-55).

La otra salida de Ibáñez en la segunda parte por Cooper, que protestó su pase momentáneo al banquillo, contribuyó al hundimiento final. Con el Oximesa superado, Estudiantes movió el balón con habilidad por el campo, con asistencias perfectas a Russell que machacaba con impiedad.

La eliminación por acumulación de personales de Rementería y Rodríguez, aún con tiempo de juego por delante, no fue aprovechada por Oximesa, que con gran nerviosismo perdía balones y erraba en la busca de rebotes. En ese estado de cosas, el Oximesa terminó por perder.

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