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El PRI 'destapa' al gestor de la econonomía mexicana

Con la designación del secretario (ministro) de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, de 39 años, como candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la presidencia de la República, el presidente actual, Miguel de la Madrid, se asegura la continuidad de su política económica. El destape de Salinas equivale a designar a quien, salvo accidente, será en 1988 presidente de México. El PRI (y los partidos que le antecedieron con otros nombres) no ha perdido ninguna, elección a presidente, gobernador estatal o senador en México en los últimos 58 años.

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El destape fue una sucesión de sobresaltos, de salidas en falso y confusión. Desde los últimos días se había convertido casi en evidencia que el bueno sólo podía ser Salinas. A pesar del tapadismo, madruguete (anuncios anticipados) dedazo (designación de candidato por el presidente) y de todo el folclor que rodea el destape, la lógica sólo dejaba abierta la opción del hombre que está considerado, con razón, como el cerebro de la economía mexicana del actual sexenio.De la Madrid ha sido coherente, hasta la terquedad, en su programa económico, que en los últimos meses parece haber logrado algunos resultados, a pesar de que la inflación puede alcanzar este año un 130%. Las reservas económicas de México ascienden actualmente a 15.000 millones de dólares, han crecido extraordinariamente las exportaciones no petroleras y algunos empiezan a ver un resquicio de luz al final del negro túnel de la crisis económica.

Para incrementar todavía más las probabilidades de Salinas, la subida de los precios del petróleo y el espectacular auge de la Bolsa mexicana crearon las últimas semanas una sensación de euforia en México. No escoger a Salinas habría significado que De la Madrid rechazaba su propia política económica, lo que equivalía a negarse a sí mismo y la esencia misma de su presidencia.

La única duda abierta era si la oposición de los sindicatos tendría más fuerza que la voluntad presidencial, pero, al final, el peso de lo que el entonces presidente, José López Portillo, llamó "el fiel de la balanza", y el pueblo, dedazo, se impuso. La oposición sindical tuvo expresiones que llegaron hasta el último minuto. El pasado 27 de agosto, día en que Salinas compareció ante la dirección priísta para exponer su programa, tuvo que afrontar una cacerolada de un grupo de mujeres que coreaban: "Salinas, la crisis se siente en las cocinas". Las manifestantes pertenecían al sindicato petrolero, donde manda Joaquín Hernández Galicia, más conocido por el nombre de La Quina y portador de una leyenda negra de corrupción y hasta crímenes, que está considerado un enemigo de Salinas. También llamaron la atención, en vísperas del destape, las continuas zancadillas entre representantes de los sectores del PRI (obrero, campesino y popular).

El patriarca sindical Fidel Velázquez, que a sus 87 años conserva el liderazgo del movimiento obrero en México y participó ya en 10 destapes presidenciales, a duras penas ocultaba su berrinche los últimos días. Esto se expresaba en sus declaraciones contradictorias sobre la mecánica del destape, que se oponían a lo que decían los portavoces de los otros sectores e incluso de la presidencia del PRI. Los expertos en grilla (intriga) política consideraban estas actuaciones de don Fidel como un indicador de su descontento con que la decisión presidencial fuese favorable a un tecnócrata.

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Esta oposición larvada de los sindicatos tenía su expresión concreta en la ausencia de banderolas de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en la explanada ante la sede del PRI, donde estaba prevista para las once de la mañana de ayer, hora local (seis de la tarde, hora peninsular española), la celebración de un mitin masivo de apoyo al candidato presidencial.

Irritación sindical

Hasta la medianoche no llegaron las banderolas de la CTM, que se sumaron a las que colgaban ya desde el sábado con los logotipos de los demás sectores. Con la colgadura de las banderolas de la CTM parecía restablecida la disciplina. Sin embargo, un funcionario del PRI próximo a Salinas comentaba a este periódico que, con el destape a favor del secretario de Programación y Presupuesto, "Fidel y los sindicatos están encabronadísimos".

Desde primera hora de la mañana se congregaron en la explanada ante la sede del partido miles de priístas, que venían a manifestar su apoyo a favor del designado, sin importarles quién fuese. A la pregunta de "¿A quién le van?", la respuesta estereotipada era: "Al PRI". Algunos reían y respondían: "A las chivas" (nombre popular del equipo de fútbol de Guadalajara). Otros reconocían que iban "con el que gane", e incluso alguno decía, en un rapto de sinceridad: "Da igual- Cualquiera que sea nos van a seguir chingando". Había porros (grupos organizados) que coreaban: "Se ve, se siente, el PRI está presente" y "El PRI, unido, jamás será vencido".

Hacia las nueve de la mafiana se produjo un falso destape. Por la radio se anunció que el candidato era el procurador general de la República, Sergio García Ramírez. Una emisora empezó a leer la biografla de García Ramírez y a entonar cantos de alabanza al "insigne funcionario". Los periodistas se lanzaron a la casa del destapado. En la sala de prensa del PRI incluso había explicaciones. Un periodista sacó de su bolsillo la biografía de García Ramírez y comentó al corresponsal de este periódico que "lo sabía desde hace dos días". Aparentemente había ganado un caballo negro, porque "en la pugna entre la voluntad presidencial y los sindicatos había que llegar a una solución de compromiso", decían los expertos. El resultado había sido favorable a uno de los tres precandidatos que se habían considerado descartados y casi de relleno. La confusión llegó al extremo de que por la radio se transmitieron incluso declaraciones de uno de los tres precandidatos considerados favoritos, Alfredo del Mazo, que ofrecía su colaboración a García Ramírez y le felicitaba por la designación.

La confusión se mantuvo hasta minutos después de las diez de la mañana, hora local (cinco de la tarde en España). El presidente del PRI, Jorge de la Vega, con el líder sindical Fidel Velázquez a su derecha, hizo el anuncio oficial. Dijo De la Vega que todos los sectores habían conseguido consenso para presentar un único precandidato.

Los porros empezaron a corear el nombre de Salinas. A las 11.15 llegó el candidato, vestido de traje azul y corbata roja. Comenzó una orgía de abrazos y manifestaciones de incondicional adhesión al hombre que está llamado a dirigir los destinos de México en el penúltimo sexenio del siglo.

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