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Michel Polac y el derecho de respuesta

La expulsión de Michel Polac, periodista del canal privado de televisión TF-1, en Francia, representa una tremenda bofetada a la libertad, acusada por millones de franceses y fracciones significativas de todos los medios de comunicación occidentales. Su emisión semanal Droit de reponse (Derecho de respuesta), en seis años de vida se había acreditado como un modelo de la explosión permanente de la democracia libertaria. Deseada por el 85% de los franceses (sondeo reciente de la opinión), Droit de reponse provocaba todas las pasiones.Polac dijo un día: "No puedo vivir sin molestar". Era la filosofía de su emisión. Cada noche del sábado, Francia colgaba el cartel de suspense en espera de Droit de reponse. El irrespeto como la esencia de la libertad de expresión en el periodismo era la locura de Polac.

Siempre era espectáculo, pero el desarrollo era imprevisible. Polac invitaba cada semana a una docena de personas, o más, y escogía un tema de debate, presentado de forma diversa. Un día enfrentaba a un personaje con 15 opositores feroces; así ocurrió, por ejemplo, en una de sus emisiones históricas, cuando colocó a Robert Hersant, citizen Kane de la Prensa francesa (fue la única vez que apareció en público en televisión), ante un grupo de intelectuales y personalidades destinado a noquear al francés más poderoso y odiado -respetado, a fin de cuentas- de la era de la comunicación en el país vecino.

Cada emisión podía resultar una carnicería, un combate sin vencedor; una provocación, con seguridad. A Polac, iconoclasta de raza, audaz hasta la temeridad, se le acusaba de perverso al tratar sus temas y manejar a sus invitados.

Cada mes realizaba una emisión, llamada Revista de prensa, en la que varios dirigentes de los medios de comunicación franceses y algún periodista extranjero comentaban los temas sobresalientes de la actualidad. Así nos fue posible ver por dentro lo que a través de la pequeña pantalla incitaba a la inmolación semanal de Polac o a la admiración sin límites. Su consigna era la práctica de la libertad total, y cada cual llegaba donde podía. La emisón era en directo, y a pesar de si control, la improvisación era ley, y nadie podía impedir a nadie c salirse de tono.

La emisión era "destructor de valores intencionada" pan los conservadores, mientras lo comunistas veían en esa misma; destrucción un símbolo de "Ia muerte".

Ahora ha muerto Polac. La causa expuesta por el propietario de TF-1, Francis Bouyges, dijo, que no es posible soportar a un personaje al que le pagas dos millones de pesetas al mes y que en una emisión (en la última) te dice por medio de una caricatura que eres una "m..."

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