Siempre los mismos
Si uno oye en la radio o ve en la televisión los mil coloquios, debates o entrevistas de todo tipo, llega a la fatal conclusión de que en este país la nómina de gente capacitada para opinar es limitadísima, porque siempre son los mismos.Hay que reconocer que son gente guapa, con imagen, piquitos de oro, que sientan cátedra. Y lo mejor: ¡entienden de todo! Por que no los llevan al debate de turno únicamente cuando se trata de algún tema de su profesión. No. Ellos hablan con el mismo desparpajo de cine, de teatro, de fútbol, de la educación de los hijos -en este tema son maestros-, de la conservación de la naturaleza, del SIDA, del problema vasco, de cómo se quita una mancha de mora... ¡Son una joya, hay que reconocerlo! Pero, la verdad, están muy vistos y oídos.
¿Por qué no intentan renovarlos un poco, aunque sea lentamente, para que la cosa no resulte tan brusca?
Yo me los imagino con su nutridídima agenda -como las jovencitas de principios de siglo reservando bailes- los domingos por la noche: "A ver, martes, programa de Luis del Olmo. Jueves, Debate en la tele. Viernes, Iñaki...".
Y cuando en el estudio coinciden con los otros invitados, el saludo de rigor: "¡Cuánto tiempo sin verte!". "Qué va. ¿No te acuerdas que fue en Radio Nacional, en un coloquio sobre niños autistas?".
Y la verdad es que no lo hacen nada mal. ¡Están tan entrenados! Pero a ver si alguien echa imaginación a la cosa y les da un prudente descanso. Yo me resisto a creer que en España la nómina de gente capaz de opinar sobre cualquier tema sea tan reducida.
Es que repiten tanto que ya parecen de mi familia.-
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