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Torras Hostench presiona a la banca acreedora y al Ministerio de Industria para lograr la dimision de Escondrillas

J. C., El grupo Torras Hostench ha comunicado al comité de bancos representantes de los casi 130 acreedores de Explosivos Río Tinto su decisión de bloquear la ayuda financiera ofrecida a primeros de agosto pasado a la gerencia de ERT, por importe de 15.600 millones de pesetas, en tanto en cuanto no se produzca Ia salida de Escondrillas de la presidencia del grupo químico. La decisión, que ha caído "como una bomba" según fuentes bancarias, se interpreta como una medida clara de presión para forzar la dimisión del presidente de ERT mediante la implicación de otros sectores de afectados, como puede ser la banca acreedora.

Anoche tuvo lugar una nueva reunión del consejo de ERT. En un comunicado emitido al final, se señala que "el consejo ha analizado a lo largo de tres sesiones la situación creada por la entrada de los nuevos accionistas, y ha reiterado su apoyo unánime al presidente". Otras fuentes aseguraron que el consejo acordó solicitar información directa a los nuevos accionistas, en vista de las aparentes contradicciones existentes entre lo que afirma el grupo Torras y lo que relata el presidente de ERT.

Torras ha adoptado también otra medida de presión: bloquear la solución definitiva a la reconversión del sector fertilizantes, solución centrada en la fusión de las divisiones de fertilizantes de Cros y de ERT y cuyo meollo está en el abono por parte de Cros de 9.000 millones de pesetas a ERT. Dicha fusión está planteada en torno a Fosfórico Español SA (FESA), sociedad en la que tanto Cros como ERT contarán con el 50% del capital. Como ocurre que los activos de fertilizantes de ERT han sido valorados en 36.000 millones de pesetas, frente a los 18.000 millones de Cros, la química catalana (en la que ejerce una participación de control Torras Hostench) debe abonar a ERT 9.000 millones de pesetas para poder aspirar a ese 50% de FESA.

Pues bien, Torras ha hecho también saber al Ministerio de Industria su intención de bloquear el desembolso de esos 9.000 millones de pesetas, con lo que se empantana un proceso de reconversión que ya se prolonga desde febrero de 1985.

La situación creada por la crisis en la gerencia de ERT se encasquilla, pues, hasta límites insospechados. A ello hay que añadir la decisión de los accionistas mayoritarios nucleados en torno a Torras de no ocupar ningún puesto en el consejo de Explosivos. En suma, la papelera catalana parece decidida a poner en práctica una especie de huelga de brazos caídos en tomo a ERT, hasta tanto no se consume la salida de José María Escondrillas de la presidencia.

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