Un Renoir al atardecer
Jean Renoir, mientras realiza una versión de Tosca en Italia, es sorprendido por la II Guerra Mundial y parte para Estado Unidos. Allí, bajo contrato con la Fox, dirige Aguas pantanosas, la primera de un quinteto de obra maestras nunca saludadas como se merecen. El grupo se cierra con Esta tierra es mía, The souj herner, Memorias de una doncell, y Una mujer en la playa, la película que hoy, al atardecer, se cuela casi de incógnito en la segunda cadena, y filme que antecede al primer estallido en color de Renoir, El río, cumbre de su inigualable humanismo.Una mujer en la playa es la historia de una obsesión. La que siente Robert Ryan por Joan Bennett desde el primer momento en que la ve en la playa de una pequeña isla del Pacífico. Del etéreo amor que habrá de desmoronar todas las coordenadas éticas del hombre, e incluso habrá de arrastrar su mente al asesinato de un marino torturado. Éste es un melodrama tocado de furia y tempestades internas pero Renoir, pasional, realista humano antes que otra cosa, como es habitual en él, no recarga sus contornos. Se trata de una obra densa, contenida y, aunque servida por los poderosos engranajes de la maquinaria hollywoodiense, muy naturalista.
Una mujer en la playa se emite a las 19
45 por TVE-2 y Cabo Blanco a las 22.30 por TVE-1.
También cerca del mar se halla Cabo Blanco, pero es más mala que Atila. J. Lee Thompson, en esta extravagante coproducción con participación española, quiso ponerle color a Casablanca en un exótico filme de aventuras sin ton ni son, útil para el nostálgico por la presencia un septuagenario Gilbert Roland todavía en su porte de latin lover de tiempos mejores.
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